El medallón de sor Juana Inés de la Cruz debe de conservarse en el Museo Legislativo de la Cámara de Diputados. En ningún momento Margarita López Portillo, quien entregó el pectoral, planteó que el destino final fuera la Universidad del Claustro de Sor Juana y mucho menos el Centro Cultural de la poeta en Nepantla, estado de México. Ella decidió que tenía que permanecer bajo el resguardo del poder legislativo, desde 1995.

La histórica pieza que se atribuye a la literata, ni siquiera ha sido analizada por expertos pasa saber si es auténtica. Por eso es que en la vitrina donde se encuentra en el recinto legislativo de San Lázaro, en la ciudad de México, en su parte baja aparece el letrero: “escudo monjil, carey, atribuido a Sor Juana”. No hay planes para averiguar si realmente lo usó la escritora. Tampoco recursos. Así seguirá por muchos años.

Te cuento esto porque hay dos instituciones que serían felices si los diputados decidieran darles el medallón: La Universidad del Claustro de Sor Juana y el museo en Nepantla, construido sobre el lugar donde nació Sor Juana. Por supuesto, el tema está muy lejos de ser una prioridad de los legisladores.

La pieza fue hallada en el Ex Convento de San Jerónimo, junto con los restos también atribuidos a la Décima Musa, en 1978, durante el periodo sexenal del entonces presidente José López Portillo. Su hermana Margarita “sanjuanista” de hueso colorado, consiguió que el pectoral fuera a parar a sus manos. Lo tenía guardado en su casa de Las Lomas.

Como reportero de El Universal recibí la orden de entrevistar a doña Margarita en su domicilio. Ella misma había llamado al diario. Quería hablar del medallón y hacer un anuncio.

Había resuelto entregarlo a la Cámara, un lugar que le parecía propicio, la casa del pueblo. Para que cualquier persona tuviera la oportunidad de admirarlo, sin pagar un quinto, de manera gratuita, como sucede hasta ahora. Por ahí han pasado miles y miles de estudiantes, universitarios y público en general. Margarita estaba convencida de que el medallón no podía seguir bajo su resguardo. No era recomendable que siguiera en manos de un particular.

Durante la entrevista, en la sala de su residencia, en ningún instante habló de que el resguardo de los diputados fuera temporal, para que después se depositara en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Hizo énfasis en la importancia de que estuviera en la cámara, a la vista y alcance del pueblo.

Acabo de ir al museo legislativo y ahí sigue el pectoral de Sor Juana, en las mismas condiciones que lo vi hace 23 años cuando me lo mostró doña Margarita. Lo han cuidado. Observé en el museo visitas guiadas para escolares.

Lo único que ha faltado es que un experto aclare e investigue si era o no el medallón que realmente portaba la poeta.

Para quienes colaboraron muy cerca de Luis Donaldo Colosio Murrieta en 1994, saben que el candidato priísta a la presidencia de la República aborrecía la seguridad. No iba con sus fines de mantener contacto estrecho con militantes y simpatizantes. Creía que la presencia de la escolta alejaba a la gente. Y así se lo hacía saber a quien era responsable de cuidarlo.
Incluso, dejó correr la versión, en su primer círculo, que no era necesario contar con el Estado Mayor Presidencial. Pensaba hacerlo a un lado una vez que ganara la elección y después de tomar posesión como jefe de la nación.
Quería dar imagen diferente, mucho más accesible. Por lo tanto, esta idea cacareada ahora, nace años atrás. Con Colosio. Uno de los integrantes del próximo gabinete, trabajó con el sonorense. Lo hizo muy cerca. Alfonso Durazo, quien va a desempeñarse como Secretario de Seguridad Pública.
En México y en el mundo, lo registra la historia, cuando alguien está dispuesto a dar su vida a cambio de quitársela a otro, es muy complicado evitar que cumpla su objetivo. Por fortuna, cada vez hay personal más calificado y mejor tecnología para impedir sucesos fatales.
He visto en la calle personajes que no son de la política, sino del poder económico, que cargan con una media docena o más de guardaespaldas, aunque no me dan la impresión de que sean altamente eficaces.
Otros que conozco, también de la iniciativa privada, solo usan una persona. Se nota que tienen una preparación de primera. En ningún momento pierden de vista a su protegido. He preguntado sobre su capacitación y la respuesta ha sido que estudiaron fuera de México. Mencionan Israel. Fama de excelencia en materia de protección.
Es decir, para estos personajes del poder económico, la garantía de su seguridad y preservación de vida está más en relación con la calidad de la escolta que con la cantidad.
Hay consenso y consciencia de que los jefes de Estado y de gobierno la requieren,  porque no están exentos de que en el camino se les cruce un desequilibrado.
No son ciudadanos comunes, fueron elegidos para representar a un país, representan a una nación.
Por eso, por su investidura, la seguridad es obligada.

Están en el limbo. Los 18 juristas no saben si van o no a ser aprobados por el Senado como magistrados del Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA).

Los llamados magistrados anticorrupción, propuestos por el Ejecutivo federal desde el mes de abril del año pasado. Cada uno con la ilusión de ascender en su carrera profesional. Daban por hecho que ya tenían en la bolsa la magistratura. Habían participado en un proceso de selección. Examinados por el entonces consejero jurídico de la presidencia, Humberto Castillejos. Dispuestos a la evaluación de senadores.

Nada, cero, ni evaluación ni aprobación. El que la ley estableciera un plazo para que entraran en operación todos los componentes del sistema anticorrupción, no importó. Los días y semanas transcurrieron sin aterrizar la propuesta del Ejecutivo. Falta el consenso legislativo. Por lo visto, no hay prisa para nombrar a los magistrados. Ningún apuro ni acuerdo con el propósito de hacerlo en el actual periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión. Y menos cuando los partidos están ocupados en la batalla electoral.

A nadie le interesa lo que piensan y digan los aspirantes a magistrados. Ninguno de ellos se ha quejado públicamente. Si hay cierta incomodidad y molestia, están guardadas, en reserva. Su entusiasmo debe de estar por lo suelos. Creyeron que era inminente su ascenso. No lo ha sido. Como va el proceso, de no sacarlo en las próximas semanas de la actual legislatura, la decisión se dejará a la nueva composición del Senado, que dependerá de lo que suceda en las elecciones del 1 de julio.

Y si la decisión se deja para la siguiente legislatura, es muy probable que surja una nueva propuesta. Cambio de baraja. Nuevos nombres. Quizás rescaten algunos de los propuestos en abril. Aquellos que tengan impecable perfil y no hayan sido acusados de supuestas ligas partidistas.

¿Se vale darle ese trato a los 18 juristas? ¿Es respetuoso? ¿Justo? ¿Ético? ¿Legítimo?

Hay quienes todavía conservan la esperanza de ser nombrados y ocupan parte de su tiempo en revisar y estudiar las tareas que tendrían asignadas. Tienen la esperanza de que los tiempos electorales no sea el pretexto para desecharlos. La realidad es que existe el riesgo de que manden al archivo o al bote de basura los 18 nombres. Dañaría la imagen del Senado, otra mancha más, pero parece que tiene sin cuidado a los integrantes de esta cámara.

Por lo pronto, les recuerdo que los aspirantes a magistrados son Álvaro Castro Estrada, Jesús Rojas Ibáñez, María Zaragoza Sigler, Javier Armando Abreu Cruz, Verónica Aguilera Orta, Ana Yadira Alarcón Márquez, David Alejandro Alpide Tovar, Carlos Antonio Alpízar Salazar, Miguel Guillermo Aragón Lagunas, Gerardo Alfonso Chávez Chaparro, Alejandro Víctor Jesús Díaz de León Carrasco, Hortensia García Salgado, Gustavo Adolfo Guerrero Gutiérrez, Luis Eduardo Iturriaga Velasco, Claudia Rosana Morales Lara, Marco Antonio Palacios Ornelas, Víctor Mariel Soulé y José Luis Stein Velasco.

¿Se quedarán vestidos y alborotados?

La frase “prometer no empobrece, es el dar el que aniquila” seguro papalotea por la cabeza de los partidos políticos. Prácticamente todos han expresado su disposición de contribuir con la devolución de recursos públicos a la reconstrucción de México, por la daños causados por los sismos del 7 y 19 de septiembre. El quedarse sin recursos públicos sí los puede aniquilar, sus planes de campaña con miras a las elecciones presidenciales del 2018. Por lo mismo, no veo que vayan a vaciar sus arcas y acepten quedarse en ceros.

Tampoco veo viable que vayan a eliminar el financiamiento público y volver a la exclusividad del apoyo privado. Por muchos años pelearon para que no solo los particulares, simpatizantes, seguidores e interesados, influyeran de manera decisiva en el resultado de la elección. Por eso se convino, para tratar de equilibrar la competencia, en utilizar dinero del erario.

Sin embargo, por las circunstancias que vive el país, en particular los estados afectados por los temblores, los partidos se han colocado entre la espada y la pared, porque si el dar pudiera aniquilarnos, el no dar puede llevarlos al desastre electoral el siguiente año.

La frase escrita al principio, la modificaría: “prometer no empobrece, pero el no dar, aniquila”, porque la sociedad o los damnificados, van a utilizar su voto para premiar o castigar en el 2018. Hay de aquel partido que haya ofrecido dar y no haya dado nada; de una vez que de por hecho que su votación es muy probable que se desplome y hasta corra el riesgo de perder el registro.

Fallar a la promesa de ayudar, de entregar o devolver parte o todas las prerrogativas económicas, sería suicida. Imperdonable. La gente está muy sensible, no toleraría un engaño de esa naturaleza.

Lo más conveniente es devolver dinero y asegurarse de que el beneficio llegue a su destino, a los afectados, a los que se han quedado sin casa. Los partidos no se pueden ni deben echar para atrás, hay de aquel que lo haga. Pagaría las consecuencias el día de la elección.

Es un proceso que debe transparentarse, para que no haya duda de quién da y quién prefiere quedarse en las palabras. El tiempo corre en contra de los partidos, porque la reconstrucción urge y la contienda presidencial está encima, cada vez más cerca, a nueve meses.

Un tema que puede volverse determinante para el resultado que esperan los partidos. Es jugar con fuego para sus aspiraciones si solo pretenden simular. Como está el ambiente social, lo que hagan o dejen de hacer, tendrá efectos. Se han puesto entre la espada y la pared.

Hay quienes describen el futuro de México con pesimismo, deteriorado en lo político, social, económico, cultural. Sin embargo, quiero llamar tu atención hacia un hecho contrastante.

Si hay mexicanos capaces de convertir en transnacionales sus empresas y aparecer en la lista de más ricos en el mundo; estudiantes y profesionales con altas calificaciones académicas a nivel internacional, con premios y medallas; connacionales reconocidos por su creatividad en la ciencia y tecnología, es incomprensible que no haya mexicanos con inteligencia que hagan de México una nación de éxito, con mejor distribución de riqueza y calidad de vida.

¿Por qué se puede hacer una empresa con alto rendimiento y no se puede hacer un país con ese mismo resultado?

Hace más de veinte años vi la cerveza Corona en el continente Europeo, cuando era totalmente mexicana. El pan de caja del osito Bimbo tiene planes hasta para entrar al continente africano. Los chiles la Costeña tienen venta en más de 50 países. La leche Lala compite en el continente americano. Cementos Mexicanos (Cemex) es de las cementeras más sobresalientes en el mundo. Mexichem es el principal productor de tubos de plástico en América Latina. La empresa de telecomunicaciones América Móvil también es la número uno en latinoamericana. Alfa, el grupo industrial con sede en Monterrey, con especialidad en químicos y petroquímicos, alimentos procesados, telecomunicaciones y el sector energético, realiza operaciones en 17 países. Gruma, la productora de harina, está en cuatro continentes. La regiomontana embotelladora Femsa-Coca Cola, representa el 14 % de la producción mundial de la refresquera. El grupo Kaltex, relevante exportador de textiles a los Estados Unidos. El grupo Carso, un abanico de inversiones en América en los ramos industrial, comercial, consumo y telecomunicaciones. Grupo empresarial Ángeles, con presencia en medios y hospitales. Grupo Bal, con desarrollo minero y asegurador. Y la tequilera José Cuervo, calidad de exportación.

¿Por qué la grandeza es solo de empresas en lo individual y no de México en su conjunto?

¿Y si los dueños de estas empresas se convierten en cerebros y administradores del país?

Al menos que sus ideas y consejos sean tomadas en cuenta para hacer a México una empresa de éxito, con mucho menos pobreza y más bienestar para la mayoría de la población.

Son mexicanos y seguro estarían dispuestos a participar, contribuir a lograr el México anhelado.

Ellos ya han demostrado de lo que son capaces; con inteligencia y trabajo, con perseverancia y estrategia, con eficiencia en la administración y planificación. No han dejado de crecer.

Carlos Slim, María Asunción Aramburazabala, Tricio, Bailleres, Garza Sada, Zambrano, Servitje, Eva Gonda, Beckmann, González Moreno, Arango, Salinas Pliego, Bours, Del Valle, Achar, Espinosa Abdala, Bringas, Azcárraga, Vigil, Losada, Hank, Roberto Hernández, Bruce, Chedraui, Peñaloza, Harp Helú, Moisés Kalach Mizrahi, Chico Pardo, Olegario Vázquez Raña. La lista de nombres y apellidos es más larga. México tiene gente valiosa y exitosa. Falta hacer a México exitoso, con justicia.

Seguro que ninguno de los asistentes a la reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) observó con detalle el mural del maestro Ariosto Otero en el salón Virreyes del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Ni gobernadores, ni funcionarios ni reporteros se percataron el 26 de junio pasado de todos los personajes que estaban en el político mural y mucho menos de una imagen parecida a Javier Duarte.

Nadie se ocupó de identificar a cada personaje, las actitudes y gestos en un contexto que recoge la consecuencias de quien no ha sabido cumplir con los mandatos de ley, que plasma pasajes dolorosos como la pobreza misma, las víctimas de una guerra indeseada, servidores públicos incumplidos y el episodio reciente de los estudiantes de Ayotzinapa. Cada figura no es un ente aislado, hay un mensaje, hay un significado, tiene un sentido. Así es la obra de Ariosto.

Cualquier parecido con alguien es pura coincidencia, ha dicho el maestro Otero, para que cada quien saque sus conclusiones. No hace falta que diga nombres. Puede deducirse de quienes se trata. Y no solo es la simple imagen de la persona, tiene una lectura política, social y crítica. Si hay alguien que se parece a Felipe Calderón, no es para ensalzarlo. Tampoco en el caso de quien tiene parecido con Josefina Vázquez Mota, René Bejarano o Norberto Rivera. Existe el mensaje del muralista pero que cada quien puede leer o interpretar a su manera. Hay injusticia y exigencia de justicia.

Prácticamente el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, dejó en absoluta libertad al maestro Ariosto en la elaboración del mural. Lo único que pidió es que se incluyeran a Benito Juárez y Miguel Hidalgo y Costilla. Son las figuras centrales en la obra, intocables. Próceres venerados.

Todavía no se inaugura de manera oficial, sin embargo, Mancera decidió que el pasado 26 de junio se realizará en el salón Virreyes el encuentro de gobernadores, para presumir la obra denominada “El Despertar de México”. Incluso de un día para otro se invitó al autor para que fuera a explicarla.

Transcurrieron más de 10 días para que alguien se diera cuenta de la existencia de un personaje parecido al ex gobernador de Veracruz, amarrado a un poste llamado “corrupción”. Fue en un acto de reconocimiento al maestro Ariosto, en la sede de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, en el que se exhibió el mural en una pantalla, seccionado, lo que permitió el hallazgo. El descubrimiento llegó a oídos de reporteros de El Universal y el periódico lo difundió.

Ahora hay que preguntar:

¿Una vez enterados del contenido del mural, aceptarán gobernadores volver a reunirse en ese sitio?

¿Pedirá alguien se borren imágenes o que se posponga indefinidamente la inauguración del mural?

¿Cuándo podrá ser visto por el público?

La historia que te voy a contar debería ser común, lo cotidiano. Es todo lo contrario, lo raro, la excepción. El valor de la honestidad, perdido en muchas partes del mundo, en la política, sobre todo.

Una muestra del impacto que tiene el ejemplo en la formación.

Es la historia de un frutero, vende jugos y vasos con fruta variada, bañada con limón y salsas.

De niño, por error involuntario, dio el cambio de un billete de 200 pesos cuando solo le habían pagado con uno de 50.

Inmediatamente el comprador hizo la aclaración y devolución.

De cualquier manera su padre enfureció, con la mirada quería fulminarlo. Lo reprendió en voz alta, sin insultos. El regaño duro para quien estaba a punto de entregar parte de las ganancias del día. Desapareció el rostro feliz del menor. Entristeció con el desatino. Evidente su nerviosismo. Ruborizado y apenado. “¡Fíjate! ¡Ten cuidado! ¡Que no sabes contar!”, expresiones del padre hacia el hijo, con el semblante descompuesto y la cabeza agachada.

La escena ocurrió hace 11 años, el niño quizás tenía apenas 10 años.

Hoy ya rebasó la mayoría de edad y en ocasiones está solo, al frente del negocio frutero, en una de las esquinas de la colonia Nápoles de la Ciudad de México.

En otras, lo acompaña su padre y el hermano mayor, mucho más alto, 15 centímetros de diferencia.

Atento, desenvuelto y correcto.

Tiene memoria, es agradecido y confía en la gente. A veces no tiene cambio y pide que le paguen más tarde u otro día. Así debe ocurrir porque el criterio lo aplica con regularidad

El precio del medio litro de jugo lo vende a 20 pesos, pero al cliente que hace 10 años tuvo la honestidad de regresarle el exceso en el cambio, a 15 pesos, cinco pesos menos.

“Ya vale 20”, trató en algún momento de imponerse su padre, aunque sin insistir ni alzar la voz, con tono apagado. El muchacho solo cobró 15 pesos, a pesar de la molestia de su jefe.

El otra ocasión, le despachó el hijo mayor. Esa vez el cliente pidió un litro de jugo.

-¿Cuánto es?- preguntó.

-¿Cuánto le cobran?

-Por el mediano 15 pesos.

El hijo mayor no sabía qué hacer, si cobrar 30 ó 40 pesos. De reojo miraba a su hermano y a su papá que estaban cerca.

Con voz de mando intervino el hijo menor:

-15 pesos porque vive en nuestra colonia –justificación que encontró para el cobro diferenciado.

El padre no dijo ni una palabra.

Seguro que su hijo, ahora un jovencito, aprendió la lección de honestidad hace 10 años y es agradecido.

A México y al mundo, a las sociedades, a la política, le hacen falta ejemplos de honestidad.

 

Es evidente que Cuauhtémoc Blanco no es un político de carrera, nunca antes había ocupado un cargo público. Orgulloso americanista, autor de la “Cuauhtemiña” en el futbol mexicano. Ídolo indiscutible. Con estilo singular para celebrar sus goles, la pose del indígena del mismo nombre que tira una lanza.

Lo suyo no es poner la otra mejilla. No se olvida el día que le soltó un golpe al cronista deportivo David Faitelson. Futbolista estrella, característico por sus rabietas en el campo de juego y ante decisiones arbitrales que le han parecido injustas.

Solo una vez he tenido la oportunidad  de verlo en persona. Encuentro casual. Coincidimos en el mismo restaurante de Polanco en la Ciudad de México en enero de 2003.

Cuando llegué con mi familia a “Los Arcos” ya estaba ahí, sentado, con un “pescado zarandeado” sobre la mesa.

Eran tiempos de gloria futbolera para el americanista. Carismático, ocurrente.

A su lado estaba la conductora de televisión Galilea Montijo, quien entonces era su pareja o novia.

Mi hijo menor consiguió el autógrafo de los dos. Ambos sonrientes y cordiales. Accesibles. Bien comidos y contentos. Divertidos. Estaban con otros personas que no identifiqué.

Años después, con la fama de futbolista y miles de seguidores, Cuauhtémoc logró convertirse en presidente municipal de Cuernavaca. Sorprendió a muchos. Convenció a una sociedad que anhelaba un alcalde diferente.

Hasta ahora ha resultado más hábil que los políticos del estado de Morelos. A pesar de que los tres poderes (Ejecutivo, legislativo y judicial) han intentado derribarlo o quitarle la presidencia municipal, ya cumplió un año en el ejercicio del poder y sigue indoblegable.

Ni el mismo gobernador Graco Ramírez que tiene el colmillo retorcido, con larga experiencia y aspiraciones presidenciales, ha podido vencerlo.

¿Por qué? ¿Cuál es el secreto? ¿Qué lo ha hecho invencible?

Ha demostrado que no es un pendejo, sino un tipo listo y audaz, con un instinto de supervivencia muy desarrollado para salvar las adversidades de la política.

Lo han victimizado y así es visto por la sociedad de Cuernavaca. Ha resistido hasta la andanada de notas negativas en el programa de televisión de la periodista Denise Maerker. Le funciona el argumento de que no lo dejan trabajar, por la diversidad de acciones legales que han emprendido en su contra. Tiene complicado llevar a cabo grandes obras en beneficio del municipio que gobierna.

De cualquier manera, en esa batalla desigual, por su destreza conocida, si sus contrarios pecan de soberbia, insisten en tirarlo con “una plancha” (como se dice en el futbol) y descuidan la defensa, puede hacerles la “Cuauhtemiña”, burlarlos y colarse hasta la gubernatura.

Con el ambiente desfavorable, por las denuncias contra el gobierno del que ha sido parte, por la falta de recursos en las arcas públicas, la inseguridad en prácticamente todo el estado y la derrota de su partido en las elecciones, Flavino Ríos Alvarado aceptó ser gobernador de Veracruz por 49 días. Por supuesto que no es el único en México con una efímera estancia en un cargo de ese nivel, lo que a veces asombra es la disposición de convertirse en capitán del barco, a pesar de saber que la nave se hunde de manera irremediable.flavino

Significa caminar sobre el filo de la navaja, en la cuerda floja, con el riesgo de caer al precipicio por la inercia del desastre que está a la vista o de ahogarse, en esta historia veracruzana, al no recibir a tiempo el salvavidas o de plano que ese flotador sea pinchado o resulte inservible por defecto de fábrica.

Es indispensable ser un equilibrista de primera, tener más vidas que un gato o amigos con el poder necesario para ayudar a resistir la tormenta y sobrevivir, justo antes de que se sumerja la embarcación.

De cualquier manera, en esas condiciones, el poder debe tener un embrujo del que ningún político puede sustraerse, por esa osadía a correr riesgos de tal magnitud, que ponen en riesgo tranquilidad y progreso.

Flavino Ríos Alvarado no es la excepción, nada más que a diferencia de otros, porque lo conozco, se que es de los que van a la segura, prevenidos, cautos, discretos, de los que cargan dos o tres salvavidas, por si les falla el primero. Muy lejos de protagonizar el papel de un suicida o kamikaze.

Doy por hecho que Flavino celebrará sus 66 años de vida el próximo 22 de diciembre en su casa, con su familia. Habrá dejado atrás la tormenta y a la distancia observará lo que hace el panismo para sacar el barco del fondo del mar.

Lo conozco desde lo que fue una de sus primeras responsabilidades públicas, en la ciudad de México. Trabajó en el Senado de la República, cuando los legisladores de esta cámara solo eran 64 y Miguel González Avelar (QEPD) se desempeñaba como líder de la mayoría priísta. Su jefe inmediato era Héctor Lie, coordinador de comunicación.

Lie es en la actualidad el responsable de la comunicación del grupo parlamentario del PRI en el Senado.

Recuerdo que los reporteros que cubrían la fuente senatorial, como Fidel Samaniego (QEPD), Pablo Hiriart, Aurelio Ramos, Francisco Arroyo, entre otros, tenían una relación cordial con Héctor. Bromeaban con el hecho de que el jefe de prensa consintiera que sus colaboradores le llamaran doctor y solo fuera odontólogo de profesión.

En una de esas tertulias estuvo Flavino y en ningún momento se sumó o rió con la broma.

Su personalidad seria, discreta y respetuosa. Logró hacerse Notario Público pero su pasión siempre ha sido la política veracruzana, la que hoy lo tiene en el ojo del huracán, afortunadamente para él, anclado a tierra firme.

En medio de la tempestad consiguió su sueño de ser gobernador, y salvo que ocurra una hecatombe, a partir de diciembre, tendrá tiempo para dedicarse a su notaría.

A Manlio Fabio Beltrones le dolió, nunca antes, nadie le había ganado un debate y menos en televisión.

Lo hizo Ricardo Anaya en lo que era el canal de las estrellas, el mismo día de las elecciones de este año, cuando el PAN sorprendió al triunfar en 7 de las 12 gubernaturas que se disputaron.ricardo-pan

Anaya llegó preparado al debate, Beltrones se confió en su experiencia, en su larga carrera política, reconocido como el personaje que más domina las materias de gobierno y Estado.

Ricardo tiene 37 años, Manlio 64. Más de dos décadas de diferencia, 27 años más, para ser precisos.

Seguro que el sonorense esperará que la vida le de una segunda oportunidad de volver a encontrarse con el joven queretano en un debate, porque para entonces, si sucede, irá por la revancha.

Por lo pronto, el triunfador de la faena política, el político del momento, se llama Ricardo Anaya Cortés.

Es inteligente, lo ha demostrado en los cargos que se ha desempeñado, como legislador local, como diputado federal, como líder estatal de su partido, ahora como dirigente nacional. Por su edad, impetuoso. Quizá tendrá que moderar y controlar excesos.m-zavala

Sabe que tiene la ventaja, el triunfo en siete de 12 gubernaturas en este año y derrotar a Manlio en el citado debate, el mismo día de las elecciones; es un plus que si cuida e incrementa, lo puede llevar a recuperar para Acción Nacional la residencia oficial de Los Pinos.

Hasta ahora ha dicho que su principal responsabilidad es la dirigencia nacional, a la que está dedicada de tiempo completo. En el 2017 tiene el reto de las elecciones del estado de México. Si su partido llegara a ganar la entidad mexiquense, la joya que todavía le queda a los priístas, entonces que empiecen a enfriar las botellas de champán, para abrirlas como lo hizo Fox en el 2000.

Anaya, por donde se le quiera ver, es la principal carta de los panistas para competir en el 2018.

Nada es hasta que es, en la política no hay nada escrito; en su propio partido tiene adversarios, decididos a darle la batalla y ganarle la candidatura. La ambición no tiene límites.rafael

Margarita es una de sus competidoras, con el mérito, el más sobresaliente de su carrera, de haber sido la Primera Dama en el sexenio anterior, la esposa de Felipe Calderón.

Cualquiera que revise su trayectoria, salvo que se quiera engañar, se dará cuenta, que ha sido más el apellido de familia panista lo que la ha llevado al poder legislativo y a la secretaría nacional de promoción política de la mujer en el PAN, que sus propios logros. También la distingue ser egresada de la Escuela Libre de Derecho.

El otro competidor es el gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, con calificaciones académicas apreciables, pero sin las raíces panistas que tienen Ricardo y Margarita.

En ese contexto, los vientos soplan a favor de Ricardo.

“Siendo las 19:00 horas, declaro inaugurado el congreso estatal cetemista”, había dicho el vetusto Fidel Velázquez Sánchez (QEPD), secretario general de la Confederación de Trabajadores de México (CTM). Al mismo tiempo, había clavado su mirada en su reloj, para que nadie tuviera duda de que era la hora correcta.

El acto en Culiacán, Sinaloa, con un horario distinto, con una hora menos que en el centro de la República.

No faltó la voz anónima de un obrero que desde galería se atrevió a corregir a su dirigente nacional.

-“¡Son las seis!”- gritó.

Un relampagueante silencio recorrió el auditorio, ni un murmullo ni nada, todos enmudecieron.

Don Fidel ni se inmutó, con la parsimonia y serenidad que lo caracterizaban, volvió a tomar el micrófono.

Los obreros expectantes, sin perder de vista sus movimientos y con los oídos abiertos para lo que fuera.

Quien había osado hacerle la precisión, cuentan los que estaban a su lado, empezó a ponerse nervioso.

La mayoría contenía su respiración.

Don Fidel volvió a mirar su reloj. Carraspeó su garganta y reafirmó lo dicho con un complemento que nadie esperaba:

“Siendo las 19:00 horas, hora de la CTM, declaro…”

Nadie se rió ni murmuró. Cero murmullos, absoluto respeto al dirigente.

Quedaba claro para todos que eran las 19:00 horas.

Fue la primera vez que vi a un político hacer su propio tiempo, esa era la autoridad que imponía Fidel en su gremio. Testigo del episodio fue Juan Millán, entonces líder estatal cetemista.

Después me tocó ver a los diputados federales hacer lo mismo, se les había agotado el tiempo para aprobar una de las reformas fiscales.

Sin embargo, minutos antes de que las manecillas se juntaran para anunciar un nuevo día, desde la presidencia de la mesa directiva se determinó detener el reloj. Acabaron después de la medianoche,  a las tres de la mañana, pero para los efectos oficiales, finalizaron antes de las cero horas, para que no quedara constancia de que se había violado la ley.

Es el uso del poder, por encima de lo que establezcan las costumbres y normas. Ha sido un ejercicio de quienes están al mando para cuando consideran que la ocasión lo amerita, lo mismo en el ejecutivo, que en el legislativo o judicial. Así ha sido en el  caso de la Constitución.

La que entró en vigor en 1917, la federal, el próximo año celebrará su centenario. En la Ciudad de México, ya se gesta su propia Constitución, hay una ansiedad de sus políticos por tener su ley.

En cualquier caso, lo único que falta es que se cumpla, a cabalidad, por gobernantes y gobernados.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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