Ya en el mes de diciembre, en el mes de los recuerdos y festejos, de los balances y saldos, te voy a contar una historia de Don Fernando Gutiérrez Barrios, una leyenda de la política nacional.

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Fue la única vez que estuve en su oficina en la Secretaría de Gobernación, la única vez que platiqué en corto con el veracruzano, para un asunto estrictamente profesional, periodístico, como reportero de El Universal.

En otros ocasiones habíamos coincidido, pero en actos sociales, en festejos o encuentros con comunicadores. No pasaba del saludo o el comentario ligero del tema del momento. Nada más.

Por supuesto que sabía de su fama, de su poder, de ser un político informado, influyente. Un estratega, calculador, dominador. Había dejado la gubernatura de Veracruz para atender el despacho de Bucareli.

Del diálogo en su oficina fue testigo mi compañero Aurelio Ramos, quien entonces trabajaba en Excélsior. Los dos reporteros, nos citaron por separado para platicar con Don Fernando.

El Universal y Excélsior eran los diarios más importantes de México en los noventas, lo que de alguna manera explica porque el secretario había decidido convocar a sus representantes.

La verdad no teníamos ni idea del motivo del llamado, aunque era de suponer que se trataba de algo relevante, por el personaje, por la fama de Don Fernando. Presente en los temas delicados y trascendentes.

Por fin llegó el momento de ingresar a su despacho. Recepción cordial, amigable. Impecablemente vestido. Bien peinado, cabello ondulado con un copete. Empezaba a encanecerse. Sonriente, animoso. Aurelio y yo nos sentamos enfrente de su escritorio. Solo los tres.

Y empezó a contar.

La razón era la negociación que había realizado el gobierno mexicano para restablecer relaciones con el Vaticano, el anuncio de que se había llegado a un acuerdo y que ambas partes nombrarían a un representante. Dio los pormenores, reservó el nombre del mexicano que viajaría a Roma. Sin duda, la nota principal del día siguiente de los diarios.

Los dos periodistas salimos emocionados, por el alcance de la información y porque era un hecho el lugar que tenía ganada en la primera plana.

Sin embargo, hacía falta el nombre del representante ante el Vaticano, para redondear la información.

El encuentro con  Don Fernando había sido al mediodía.

Pues después de la reunión en Bucareli, dediqué las siguientes horas a conocer el nombre del representante. Llamadas a diversos servidores públicos. Nada. Insistí, una y otra vez.

Cerca de las 22:00 horas tuve éxito. Al día siguiente El Universal revelaba que sería Agustín Téllez Cruces.

El periodista Aurelio Ramos, quien ahora trabaja en la Crónica, es testigo de esta historia.

Se fue sin conocer el tamaño monumental de su capacidad de convocatoria. Popularidad y atracción como pocas veces se ha visto. Consenso ganado con trabajo, perseverancia, sacrificio y genialidad. juan-gabrielUna mayoría indiscutible a su favor. Se fue pero no se fue, porque su música, sus canciones, sus composiciones, prevalecerán para siempre. Una leyenda.

Obviamente Juan Gabriel no puede volver del más allá para competir por la presidencia de la República en el 2018. Y si volviera, hay que dar por hecho que seguiría en la música, para lo que nació, aunque también hay que dar por hecho que mantendría su simpatía con el PRI, guste o no a muchos. Nunca dio una explicación de su preferencia política.inba

Cito a “Juanga para presidente” porque una gente con popularidad y consenso, semejantes, es lo que necesita México, para rehacer lo que sea necesario y resistir presiones. No digo que sepa cantar, componer, bailar y contonearse, sino que tenga la aceptación de la mayoría de los mexicanos, absoluta.nino

Un personaje con fortaleza intelectual, humana; íntegra y coherente, sin lastres de ningún tipo, que atraiga a millones de votantes, capaz de tomar decisiones acertadas, no apresuradas e improvisadas.

¿Dónde está el Juanga de la política?

Hasta ahora, ninguno de los mencionados tiene ese perfil, ninguno de los que se anuncian en los medios electrónicos con diferentes siglas partidistas.

Las encuestas dan nombres de supuestos punteros que suspiran por ocupar la silla presidencial, nada más que las encuestas desde hace varios procesos electorales se han alejado de la realidad y el verdadero sentir de la población en México. Hay medios que prefieren no darse por enterados por razones económicas y a los políticos les gusta el organillerojuego y hasta el autoengaño, todo para complacer el ego y la ambición desmedida por el poder.

Cualquiera sabe que los partidos, han agotado su credibilidad y sus presuntos presidenciables arrastran la fama de que los gobiernos no han conseguido darle calidad de vida a los mexicanos. Nadie se salva. Muchas promesas incumplidas.

Entre los independientes que han levantado la mano para competir, ninguno ha logrado despuntar. Más de lo mismo, algunos con antecedentes de clara dependencia institucional.

Esa es la verdad, en este momento la sociedad no tiene candidato, sigue en espera de que surja el “Juanga de la política”, ajeno y vacunado contra vicios que se han vuelto insoportables.imitador

Y de no surgir el “juanga de la política”, la votación del proceso electoral del 2018 se va a fragmentar, la ventaja de quien resulte ganador puede llegar a ser tan reducida como la de 2006.

Más vale buscar a ese Juanga presidencial, México lo requiere.

El pulque “Querida” tiene el nombre de una de las más populares canciones del cantautor Juan Gabriel.

Se trata de un curado “dulce, exquisito y salvaje”, definió el escritor y poeta Carlos Martínez Rentería.Curado

La receta es secreta.

Es creación de la Pulquería Insurgentes en la Ciudad de México y es la forma que encontró para homenajear al divo juarense.

Carlos, coordinador de actividades culturales de ese centro etílico, hizo la presentación, en una conferencia en la que se defendió la obra y personalidad de Juan Gabriel.

Quienes participaron en la mesa coincidieron en que hizo mucho más por los de su género, sin necesidad de patalear y organizar marchas.

Los asistentes no tuvieron que esperar el acto oficial de Ciudad Juárez ni el de Bellas Artes para rendirle homenaje.

Desde el día de su muerte el pueblo empezó a venerarlo, en cualquier parte de México y del mundo, cantando sus canciones, bailando e imitándolo, depositando flores en sus casas o donde se supiera que dejó huella o estaban sus cenizas.La pulquería

Un fenómeno pocas veces visto, por la reacción popular, espontáneo, con una difusión en todos los medios, día a día, desde que dejó de existir. Horas y horas en televisión, en radio. Pensamientos interminables en las redes sociales. Páginas y páginas en revistas y periódicos.

La pulquería no fue la excepción.

-Pulque “Querida” para todos-  la invitación de Carlos una vez que había terminado la conferencia.

La convocatoria para el evento fue pública y el acceso gratuito.

Asientos periquera, de esos en los que por lo alto, tus zapatos dejan de tocar piso. Había jóvenes y adultos. Ahí estaba el franco mexicano Henri Donnadieu para platicar dónde y cómo conoció a Juan Gabriel. También en la mesa Juan Alberto Vazquez y Salvador Quiauhtlazollin.  Alejandra Maldonado leyó la carta  del ausente poeta Gabriel Santander, en la que como muchos, pedía la renuncia del ahora ex director de TVUNAM  Nicolás Alvarado Vale, por despotricar contra el divo de Juárez desde una silla institucional y académica.

Todos convencidos de que se debe respetar a un personaje que le llegó a las masas, que trascendió las reglas del juego.

También como parte del público, sin llamar la atención, estaba un periodista egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. No lo citaría de no ser porque entre los saludos y el ¿tu quién eres?, relató que trabaja como periodista en una empresa alemana de información digital, y por las noches de los viernes y sábados, para tener un ingreso extra, como mesero en un antro de la colonia Roma, donde solo gana las propinas.

La conversación se interrumpió porque el DJ hizo sonar la música del homenajeado. Y para empezar: “No tengo dinero”.

Noche de Juan Gabriel y estreno de su pulque “Querida”.

Es una historia de amor del pintor y jazzista Joao Quiroz quien a la clausura de su exposición “Miss alucinaciones” llegó acompañado de su novia Valeria, los dos sonrientes.El pintor y su musa

Cuentan su historia, la primera vez que se vieron, el flechazo que ahora los tiene embelesados, el punto de atracción.

Joao la conquistó con su arte, con sus pinturas. Ella se quedó sin habla cuando descubrió lo que hacía quien se convertiría en su pareja.

Una historia de amor envuelta en arte.

A la espera del acto de clausura, en torno a una mesa de la popular Pulquería Insurgentes, en el intercambio de experiencias con el coordinador cultural del lugar, Carlos Martínez Rentería, hubo risas, expresiones de admiración, anécdotas personales, una cerveza para el pintor,Poción algo más fuerte para la musa, bebida similar para el anfitrión y un curado de guayaba para el periodista.

Valeria se ha convertido en inspiración del artista y la inmortalizó en el lienzo, con el pecho descubierto.

Desinhibidos, sin reservas para expresar su amor en público, se entusiasman con su historia, varios de los cuadros sirven para acompañar el relato.

-¿Y esa botella que significa?- pregunta Carlos al señalar uno de los cuadros que la tiene pintada.

-Es una poción… veneno- dice Joao.

Valeria prefiere describirlo como un elíxir de amor.

-Es lo que me dio a beber-comenta para explicar con humor la pasión que tiene por su artista.Cuervo

Le pregunto a Joao por el desnudo y ella lo corta para pedir que primero hable del cuervo que está pintado en otro cuadro.

Carlos alcanza a decir que ve una mirada pícara en la pintura en la que aparece la mujer.

Se impone la cronología que exige la musa.

Primero fue la poción.

Siguió el cuervo, porque el primer apellido de ella es Cuervo, un pájaro de plumaje negro que contrasta con su figura.

Lo importante para Valeria es que esa ave en la tela también nace por ella.

El arte tríptico del amor tiene su clímax con la figura humana femenina, sin vestimenta alguna, con esa mirada y la mano derecha sobre su boca que parecen reservarse  pensamientos.Valeria

Ansiosa por terminar la historia, recuerda que Joao Quiroz la pintó cuando los dos escuchaban, porque ella lo decidió así, la música del popular cantante inglés, ya extinto, David Bowie.

Joao Quiroz es un pintor singular, joven, nómada, que no le gusta echar raíces en ningún sitio, ciudad o país. La estabilidad para vivir no es lo suyo, prefiere recorrer el mundo.

Pinta lo que le nace, por eso es polifacético, por eso tiene obra sacra, bodegones y hasta desnudos.Joao Quiroz

No pinta por consigna o por tener un sello rutinario. Crítica a quienes son monotemáticos, para él no son otra cosa que unos holgazanes que se conforman con pintar lo mismo, por comodidad y por negocio.

El atiende las iniciativas de su mente y las plasma, lo que le inspira el entorno, sin importar el tema, de manera libre, sin imposiciones.

La música de jazz lo atrae, compone, pero nada como pintar.

Para la musa, Joao Quiroz es un “chingón”.

Recuerdo a la abuela cuando se sentaba frente a la vieja máquina de escribir, de fabricación estadounidense marca Smith & Corona Typewriters, sin perder la verticalidad de su espalda, cuidaba su figura y su columna, era una mujer muy guapa, con excelentes modales y un lenguaje pulcro.Mamá Tina No olvido la vez que discutió con un comerciante en el mercado. Yo era muy pequeño y nunca supe el motivo del enojo, pero el insulto mayor que salió de su boca fue “ordinario”.

La palabra la repitió varias veces. Por la cara de su interlocutor, me pareció que no entendió su alcance. Para ser franco, también evidenció mi ignorancia. Apenas llegamos a la casa, busqué el diccionario, en ese entonces estaba muy lejos el surgimiento y utilidad de Google.

Una palabra con varios significados. Estaba claro que su intención era calificar al mercader de bajo y vulgar. Esa fue la única vez que vi a mi abuela enojada, por eso no olvido el momento.

En la actualidad, no hay medida en el uso de  los insultos y en este caso se cumple a cabalidad la equidad de género.Carta de la abuela

La verdad, y no es porque haya sido mi abuela, era un dulce en su trato, muy propia, natural, con un comedimiento admirable.

Hoy, las sociedades son ásperas, impredecibles, irritables y hasta violentas. Quizás porque las mayorías se han rezagado de la calidad de vida ante el acaparamiento de las minorías.

El caracol y la tortuga han demostrado ser mucho más veloces que la impartición de justicia en el mundo.

Supongo que ya nadie utiliza las máquinas de escribir, mucho menos el modelo que sirvió a mi abuela. Tuvieron su mejor época a principios del siglo pasado. Cayeron en desuso ante el avasallamiento de las redes sociales, del Internet, correo electrónico, los mensajes por Facebook o WhatsApp.Máquina de escribir

Por lo mismo, los carteros están en extinción, llegará el momento en que los todos los mensajes, privados y comerciales, tengan una forma digitalizada para transitar por cualquiera de los caminos del Internet.

Cuando mi abuela escribía las cartas familiares no existía el líquido borrador, si acaso una goma que cada vez que utilizaba, ponía en riesgo la integridad del papel. Era muy buena para el tecleo, rara vez se equivocaba.

Milagrosamente conservo una de sus cartas, porque las demás se perdieron y se deshicieron en las inundaciones de mi pueblo y casa en el estado de Veracruz. Se las llevó la corriente.

La  carta, con fecha de 1976, tiene el deterioro que causa el paso del tiempo. CarteroEntendible por su antigüedad de cuatro décadas. Se escribió en un México distinto, diferente, cuando todavía se tenía a raya o bajo control a la delincuencia, cuando todavía era vigorosa la esperanza de un país justo. Cuando existía respeto y prevalecía la cordialidad en la convivencia.

Los carteros apenas si podían cargar sus alforjas por el peso de las miles de cartas que repartían a pie. Era la forma de comunicarse, una forma que se ha quedado en el pasado.

Ahora, por el crecimiento de la población y de las ciudades, los carteros se transportan en motocicletas, con mucho menos papelería que antaño. Hasta los estados de cuenta bancarios  y cobro de diversos servicios llegan por correo electrónico.

Voy a conservar la carta de la abuela como un tesoro, constancia del afecto familiar y del México que ya se fue.

El mezcal era la bebida en la casa de la abuela. En comidas y cenas familiares, en tertulias con amigos. Nadie le hacía gestos al líquido transparente y mucho menos lo rechazaba. Una o dos copas antes de pasar a la mesa.

La abuela siempre se esmeraba para tener en la alacena un par de botellas. Una más la guardaba en su recamara, para garantizar el abasto. No es que fuera bebedora social y mucho menos partidaria de las borracheras.

Jamás pecó de exceso en el consumo, siempre conservó el equilibrio. Lo compraba para sus amistades. Tenía un proveedor oaxaqueño que mes a mes le entregaba dos botellas, directamente desde el estado que vio nacer al Benemérito de las Américas. Las botellas no tenían marca, tampoco información sobre el grado de alcohol. Calidad artesanal. Limón y sal para acompañarlo, para quien así lo quisiera.

La oriundez oaxaqueña de la abuela, de un pueblo llamado Zimatlán, era quizás una de las explicaciones de porqué la predilección por el mezcal.

Cuando llegaba a tomarse tres copas, se justificaba con el ancestral dicho: “una no es ninguna, dos es la mitad de una, tres apenas una”.

Degustaba.

En ese entonces, en los ochentas, el mezcal estaba muy lejos de ser una bebida de moda. Recuerdo que su precio era económico, accesible. Si por ese tiempo el tequila era mal visto, desairado, el mezcal parecía destinado para los olvidados y miserables. ¿Eso qué es? ¿A qué sabe? ¿De dónde es?, preguntas que se repetían en estratos sociales urbanizados. El mezcal era un producto menospreciado y desconocido para las mayorías.

La abuela tenía un vecino amigo que vivía solo, educado y respetuoso, en la Ciudad de México. Lo conoció en la iglesia. Ella iba todos los días a misa y, Sixto, así se llama el personaje, era el sacristán.

Sixto visitaba la casa por lo menos cada 15 días. Le hacía los honores al mezcal. Tomaba hasta ver la botella vacía.

Rondaba los 40 años de edad, era de tez morena, risueño, 1.75 metros de estatura, con abdomen pronunciado, sin desfigurar su robustez. Carcajada contagiosa. Vivía de las limosnas, de lo que le pagaba el párroco.

En una ocasión que se prolongó la conversación, se tomó dos botellas, dos litros. Y como si nada.

Desde esa vez la abuela restringió el aprovisionamiento y nunca cedió a la insistencia cordial del invitado. Cuidaba sus centavos, su pensión. No volvió a sacar una segunda botella.

Jamás vi a Sixto caerse, trastabillar o quedarse dormido, tampoco proferir alguna grosería o mínimamente que la lengua se le trabara. Por el contrario, derrochaba fluidez y temario.

¿Cuál era su secreto?

¿Por qué aguantaba beber tanto mezcal?

Al día siguiente con un semblante fresco y vigoroso, como si hubiera tomado agua de Jamaica, leche o cualquier bebida energética.

30 años después me entero que el mezcal artesanal, con 54 grados de alcohol, tiene hasta propiedades curativas

¿Cruda?

Pasa de largo, no provoca arrepentimiento.

El escritor Rocato Bablot,  experto mezcalero, sabe de lo que habla. Maestro para escribir y tomar mezcal.

Especialista de las letras y el agave.

Su nuevo libro tiene 100 páginas dedicadas al mezcal, literatura e información sobre el producto.

Para él no hay mejor mezcal que el artesanal, transparente y con 54 grados de alcohol.

Explica y aclara que no se debe beber de un solo trago la copa. Hay que degustar el mezcal, tomarlo poco a poco.

Primero olerlo, después ingerir una pequeña cantidad, degustarlo a partir del segundo o tercer sorbo.

Jura que tiene cualidades afrodisíacas.

“Sana muchas cosas como la gripe, el mal de amores, las calenturas, los sustos, la viruela, el sarampión…Da potencia en la cama…”, afirmaciones de su texto.

El título del libro deja la impresión de ser la síntesis o conclusión de su experiencia con la bebida:

“Todos los caminos conducen al mezcal”.

El forro es de cartón, cosido a mano. La portada una variedad de imágenes, diferentes en cada ejemplar.

Para la presentación del libro, no podía faltar la copa de mezcal en la mesa, cortesía de la Pulquería Insurgentes.

Rocato Bablot va por el camino de la literatura. Sixto, el sacristán, por el camino de la religión.

Senderos distintos con destino idéntico.

Lo dice el nombre de la obra:

“Todos los caminos conducen al mezcal”.

Desde la ventana del transporte público, miraba un ciclista sobre la avenida Insurgentes. Un adulto con el cabello encanecido, con los surcos del tiempo en su rostro, el sudor en la frente. Competía con el camión en velocidad. El transito de todos los días en una Ciudad de México en contingencia. ¿Será el último ciclista? ¿Será el poeta Pedro Damián?

“El Último Ciclista” es el título del libro de poesía de Pedro Damián Bautista. Le gusta andar en bicicleta pero los domingos, así que no era el que yo veía circular por la congestionada avenida.

Tampoco es literalmente el último ciclista y menos en la megalópolis, donde cada vez hay más pedalistas, aunque se tengan que intoxicar y llenar los pulmones de contaminantes. ¿Cómo estará de ahumado nuestro órgano respiratorio?

Quizás sea el último ciclista de los poetas infrarrealistas, de los que no soportan la cultura oficial. No se que haya más ciclistas en ese movimiento o grupo creado en los setentas. Todavía hay quienes discuten si el infrarrealismo es un movimiento literario o un grupo de amigos.

De lo que no hay duda es que Pedro Damián es un infra emblemático, que ha dedicado su vida a la poesía. Disfruta lo que escribe y lee. Se le nota. Es lo suyo. Sobrevive, como muchos otros intelectuales que sufren indigestión con lo que huele y sabe a oficial.

En la presentación de “El Último Ciclista”, en la Pulquería Insurgentes, lo que más hizo fue leer, leer su poesía y dejar que sus amigos hablaran de su obra y trayectoria. Admitió que alguna vez escribió un libro y no hubo más ejemplares que el original que se le ocurrió prestar y tuvo que recuperar en el domicilio del amigo.

De su nueva obra solo se hicieron 100 ejemplares, “edición artesanal”, con pasta de cartón y portadas elaboradas a mano. Cada una diferente. Me acordé que en estos tiempos la moda es lo orgánico y artesanal. En este caso, el producto no obedece a la moda sino al acotado presupuesto y la crisis que ronda la cultura.

La creatividad es lo valioso.

Coincido con mi amiga escritora Pilar Jiménez Trejo en el sentido de que el poeta nace, no se hace.

Escuchar o leer lo que escribe Pedro Damián, lo confirma.

Aquí, un ejemplo:

“Me llamo Caballo”

 

Dame un abrazo; con

tu voz acaríciame la hélix

ven al solar de las Helíades y la farmacodependencia

y aprende a abrazar abrazándome

léeme con tu voz “October”

in the Railroad Earth”

 

muchacha de la gasolinera

señora joven en la ciencia de la vida

transaccionando

con vitaminas espirituales emulsionadas con

neutrinos solares de baja energía.

Eugenia, pequeña exquisita catedral;

 

abrázame, me llamo Caballo.

 Lo vi sentado frente a lo que parecía una copa de tequila, en el estreno de su exposición “Misterio”.

No le dio ningún sorbo, por lo menos en la conferencia, en la sesión de preguntas y respuestas, pero de que le gusta el elixir y sus efectos, lo confirman sus propias palabras.

-¿Has pintado después de tomarte una copa?

-Una vez pinté borracho un autorretrato, demasiado feo, me horrorizo, lo destruí.  Nunca más. Trabajo lo más consciente posible. Muy crudo, sí he pintado, soy sensible.

Arturo Ocampo es un joven pintor morelense, con su propio estilo, con su personalidad, que ha conseguido desprenderse de sus primeras influencias, no es un  “Toledito” ni un “Lezaimita” ni ningún otro.

Aprendiz y asistente del maestro Daniel Lezama, no lo niega.

Como lo dice su presentador, es un artista que ha “matado” a su tutor, ahora el camino del arte lo sigue por su cuenta, con su inspiración, bajo su riesgo, en su “misterio” como ha titulado la exposición en la Pulquería “Los Insurgentes”.

Quizás por ese entorno, en ese contexto, la explicación de la copa sobre la mesa.

Por la ocasión, por el estreno, después del corte del listón, un tarro de pulque de guanábana, cortesía de los organizadores para los invitados.

El “misterio” de su obra, depende de la percepción de cada quien, puede estar en las sombras, en los oscuros de sus cuadros que ennegrecen arbustos y árboles.

La temática es el árbol, la vereda, el camino, el llevar sobre las espaldas el bosque. Una calavera dibujada con ramas, como si quisiera advertir el riesgo que corre en la actualidad la naturaleza, amenazada por el mismo hombre, por lo incendios, por taladores, por urbanistas sin escrúpulos que han sepultado bajo cemento lo verde, sin importar que es el proveedor del oxígeno que le da vida a la humanidad.

El bosque , en otra de sus obras, va como una losa pesada sobre un hombre que la carga con la espalda doblada.

La calavera causa temor, miedo, no por ella misma, sino porque en el mundo de hoy, es un hecho que la muerte ronda a la naturaleza.

Hay otro cuadro que lleva el bosque en una cabeza humana, rostro con los ojos cerrados y labios apretados, con una ramilla que le crece por la oreja izquierda. ¿No entiende, ni ve ni escucha lo que hace con la naturaleza? La pregunta es mía. No se si esa sea la intención de Arturo Ocampo, ya no está en ese momento a la mano para responder, se ha internado en uno de los pasillos de la pulquería.

Caminar es lo suyo, le gusta hacerlo y por eso las veredas en su arte, y lo que observa a su paso.

Es un caminante de las ciudades y un artista que con su propio sello plasma en el lienzo su entorno.

La copa de tequila, no vi si finalmente se la tomó.

En el Día Internacional del Jazz, que es la misma fecha del Día Internacional del Niño, Gerry López se comportó como un maestro de la música y como un niño. Lo vi caminar veloz de un lado a otro, en el pasillo de las butacas frente a la primera fila, en las escaleras hacia camerinos, en el escenario, cuando todavía no iniciaba el concierto, la actuación de la Orquesta Nacional de Jazz de México. Se veía feliz, emocionado, tenía casa llena en la sede de la fundación Sebastián, en la avenida Patriotismo de la CDMX.

Se aseguraba de que todo estuviera en orden, en su calidad de director de la orquesta y organizador, vivaz, vigoroso. En otros escenarios glamurosos y ostentosos, donde se le paga al estrella, él hubiera estado en relajación o quizás nervioso, pero sentado en su camerino. La realidad es otra para los que se dedican a la música como Gerry, no importa que sea un genio o una figura con premios internacionales, es el precio de los valores invertidos en la sociedad universal, en particular la mexicana. Su actuación es gratis e igual la de quienes le acompañan en la orquesta. La entrada al lugar, gratis.

Cada uno de los integrantes de la orquesta, un maestro o una maestra, jóvenes con ilusiones y sueños, con planes de seguir sus estudios en el extranjero, la saxofonista, el trompetista, todos con un brío y emoción perceptibles. Amantes de la música y del instrumento que tocan.

La fundación Sebastián escenario perfecto, todo es arte en el lugar, la obra del escultor, su geometría. Una casona con ladrillo aparente en sus interiores, con una galería, un auto decorado, un espacio para exposiciones pictóricas, una baño con apariencia artística, un automóvil decorado sobre lo que sería el patio y un escalera caracol que te conduce al foro, con cupo para 200 personas sentadas.

La noche del Día Internacional de Jazz había gente de pie.

En la lista de invitados representantes de la Unesco, de las embajadas de Francia, Suiza y Canadá.

En ese marco, el jazz de la orquesta de Gerry, sin interrupciones, sin recesos, sus composiciones, escritas e interpretadas con maestría. Un respiro solo para presentar a cada uno de los integrantes.

Gerry está orgulloso de cada uno de ellos y ellas, los conoce por su nombre, trayectoria y lugar de origen. Los presume y le pide a su público que les aplaudan. Se lo merecen.

En la parte superior del escenario, dos pintores que plasman su arte sobre un lienzo mientras escuchan jazz. Trazos y colores que varían con el curso de la música, que cada espectador podrá calificar según su gusto, su enfoque subjetivo. El jazz y la pintura, un experimento, una novedad, a prueba. La creatividad del artista no puede tener límite.

Gerry sorprende y anuncia la entrada de sus invitados especiales, cinco niños con discapacidad auditiva, a los que les dedica “manteca”, ese es su nombre, una pieza animosa, alegre, con mucho ritmo.

Los niños no pierden detalle, hay adultos que mueven los pies y otros las manos. Es una convocatoria musical para el baile.

Con esa interpretación cierra el concierto.

Aplauso unánime y prolongado.

Gerry es apenas un joven de 28 años, que acaba de cumplir en abril, que le gusta usar sombrero.

Tuvo su noche feliz en el Día Internacional del Jazz.

Cuando mi amigo Rogelio propuso a sus vecinos de la colonia Del Valle de la Ciudad de México organizarse para exigirle a las autoridades estudios de impacto urbano e impacto ambiental, porque la zona parecía desarrollarse en desorden, todos levantaron la mano, decididos a participar.

Les había hablado de sobrepoblación, de los servicios, del riesgo de la escasez de agua, del congestionamiento vial, de la contaminación, del costo de la electricidad y de la inseguridad.

En particular del agua.

Su edificio de 30 condominios, con las características de un inmueble de clase media alta, habitado por familias con nivel de estudios universitario y remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades.

-Hay que ir a la delegación, organizarnos con los demás vecinos- propuso.

Y de inmediato las excusas:

“No puedo, tengo que ir a trabajar”; “un familiar enfermo”, “llevar los hijos a la escuela”, “doy clases”, etcétera.

Rogelio era hace 20 años, condómino y administrador del edificio.

Nunca fueron a la delegación ni con ninguna autoridad, se desentendieron del tema.

El agua se les agotó, ahora cada semana tienen que pagar los servicios de una pipa para que llene sus tinacos.

Ya no tienen lugar para estacionarse en la calle, embotellamiento de autos cotidiano, servicio recolector de basura insuficiente, creciente contaminación y evidente inseguridad.

Mi amigo lo tiene claro, con un ejemplo sencillo, lo cuenta con desencanto, decepcionado:

“La imagen de un vaso lleno de agua, para dos personas, a cada una le toca la mitad.  Se complica cuando aumentan los consumidores y la misma cantidad de líquido tienen que distribuirse entre todos.

Llega el momento en que se reparte gota por cabeza, hasta que se acaba”.

Por eso compran el líquido en pipa.

Ahora sus vecinos sí quieren ir a la delegación y protestar, el destino ya los alcanzó.

Es cierto que tres cuartas partes de la superficie del planeta tierra están cubiertas con agua y cualquiera podría concluir que es inacabable, pero de ese total, solo una mínima porción es apta para consumo humano.

Según expertos, el 2.5 por ciento.

Rogelio ha perdido el ánimo del primer momento cuando planteó organizarse, aunque su inconformidad es la misma.

Sus hijos crecieron, se casaron y formaron su propia familia.

El agua de la llave del edificio en que vivía se agotó y también su paciencia.

Optó por vender su departamento e irse a vivir con su esposa fuera de la Ciudad de México.

A la obra de teatro “Mujeres con Aura” en el NH de la Zona Rosa llegué con un minuto de retraso.

-Lleva un minuto- me dijo a sotto voce un espectador cuando pedía permiso para poder llegar a mi butaca.

Iba con el rostro abrillantado por el sudor, con la incomodidad de llegar tarde, contra mi costumbre y disciplina, cuando los actores o actrices ya estaban en escena. Me pareció que no distraje a ninguno de los artistas, espero.

Tarde por el lento, lento, tránsito de la Ciudad de México. El trayecto, a partir de las 20:00 horas, desde el cruce de Periférico e Insurgentes hasta el teatro. De sur a norte por el segundo piso, a vuelta de rueda.

Tuve sobrado tiempo para recordar que todavía sigue bajo reserva información sobre la construcción de este segundo piso que se hizo en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Por supuesto, un recuerdo respetuoso.

También vinieron a la mente  el nuevo reglamento de tránsito, la nueva Constitución, las foto multas, la contaminación.

Veía los discos de “80 kilómetros” como límite de velocidad y los que advierten que te tomarán foto si no respetas esa regla.

A la velocidad que iba mi auto, de 5 a 10 kilómetros, no más, que me tomen las fotos que quieran, pero que me paguen por el tiempo perdido, por la gasolina, reflexionaba y soñaba.

Convertido en un embudo el segundo piso en las salidas o accesos a los tramos de cuota.

Lo cotidiano, el tránsito a punto del colapso.

María Aura: ese es el motivo porque llegué tarde.

Por fin, instalado en mi asiento, en la tercera fila, con un teatro lleno, mi apuntador cerebral empezó a tomar nota.

Noche de estreno de la obra “Mujeres con Aura”, la historia de cuatro chicas sobre su relación con los hombres, sobre sus aventuras, secretos, emociones, confusiones y desencantos.

La primera vez que vi  a Gaby Platas fue en el programa de Adal Ramones, donde su participación era discreta, hoy se desenvuelve con naturalidad, como si el actuar fuera lo más sencillo. Sherlyn ha adquirido fama en las telenovelas del canal de las estrellas, tiene una imagen fresca y carisma, sabe hacer su trabajo y se esmera en agradar. Alejandra Ley es simpática, con una personalidad que arrolla en el escenario, sin atavismos, moderna. María Aura, siempre que la veo, me recuerda a su papá Alejandro; heredó la inteligencia, es creativa y empresaria.

Las cuatro, en esta comedia ligera, se divierten y divierten; la obra entretiene, te hace reír.

Juan Velázquez Blanco es el único varón del elenco. Interpreta varios personajes, todos con precisión, con humor. Tiene gestos en su rostro, chispazos, fugaces, que al verlos causan hilaridad. Es el fortachón, con tanto vigor que hubo un momento en que por poco y tira la puerta.

La semana pasada vi la película con el título en español Leyenda: la profesión de la violencia, con una admirable actuación de Tom Hardy, porque al mismo tiempo interpretó a los dos protagonistas,  gemelos que en la vida real fueron el azote de los londineses. Uno loco y medicado para controlarse, el otro amoroso y con apariencia de sensato, sin dejar de ser violento.

Bueno, la locura ni la violencia tienen ver con los personajes a los que les da vida Juan Velázquez, pero te hago la comparación porque siempre tiene su grado de dificultad representar varios perfiles en la misma obra y dar la impresión de que en cada caso es otra persona.

Por exigencia de la comedia, María Aura también se viste de hombre, aunque la vestimenta varonil no consigue ocultar su bonitura.

Las risas abundan en el público con los desplantes y ocurrencias de los personajes, obra de María Aura y su esposo Alonso Barrera.

Historia ligera que vale la pena ver si quieres reír y olvidar por dos horas el tránsito colapsado de la Ciudad de México.

Arturo Zárate Vite

 

 

Es licenciado en periodismo, egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, con mención honorífica. Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal. Más de dos décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político. Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio. Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.

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