Locuras de López Tarso y Valdés

Sociedad
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En “Aeroplanos” hay momentos en que el diálogo entre Ignacio López Tarso (Paco) y Manuel “El Loco” Valdés (Cristo) resulta insulso. Sin sabor ni emoción. La obra se va cayendo y termina por estrellarse.

No es culpa de López Tarso ni de “El Loco”. El primero como actor y el segundo en su calidad de comediante son demasiado artistas para esa obra del argentino Carlos Gorostiza.

Este “aeroplano”, como otros en la vida real, se pierde en el camino, no llega a su destino. Quizás, por eso, al final, el público lo que aplaude es la trayectoria de los dos protagonistas, no el resultado de la obra. La ovación sonora y larga en el teatro Libanés pero sin que nadie se levante de su asiento.

López Tarso, con sus 89 años de edad, demuestra en el escenario que todavía tiene un vigor para mucho mejores historias. Canta y baila. El paso del tiempo no le ha hecho ninguna mella a su dicción. Cuida su desplazamiento y es pulcro en cada uno de sus gestos. Su lenguaje corporal derrocha talento.

Manuel “El Loco” Valdés porta una gracia natural, ocurrente y divertido, como siempre. Sus 83 años de edad no lo han agotado ni desgastado para actuar y hacer reír. Su ánimo intacto.

Los dos son maestros, cada uno en lo suyo. La gente los quiere. Todavía tienen energía para dar. Entonces que no se les desperdicie con historias a las que les falta riqueza en sus diálogos y eficacia al llevarlas a escena.

El tema de Gorostiza es acertado. El recuento de la vida de dos señores de la tercera edad. Sus recuerdos, triunfos, afectos y defectos. En el desarrollo es donde se pierde la obra. La dirección de Salvador Garcini desaprovecha a las dos figuras.

En vez de hacer un aterrizaje perfecto, el “aeroplano” se estrella.

Arturo Zárate Vite

 

 

Maestro en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Titulado con mención honorífica.

Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal.

Más de cuatro décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político.

Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio.

Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.