Mi retraso con María Aura

Sociedad
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A la obra de teatro “Mujeres con Aura” en el NH de la Zona Rosa llegué con un minuto de retraso.

-Lleva un minuto- me dijo a sotto voce un espectador cuando pedía permiso para poder llegar a mi butaca.

Iba con el rostro abrillantado por el sudor, con la incomodidad de llegar tarde, contra mi costumbre y disciplina, cuando los actores o actrices ya estaban en escena. Me pareció que no distraje a ninguno de los artistas, espero.

Tarde por el lento, lento, tránsito de la Ciudad de México. El trayecto, a partir de las 20:00 horas, desde el cruce de Periférico e Insurgentes hasta el teatro. De sur a norte por el segundo piso, a vuelta de rueda.

Tuve sobrado tiempo para recordar que todavía sigue bajo reserva información sobre la construcción de este segundo piso que se hizo en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Por supuesto, un recuerdo respetuoso.

También vinieron a la mente  el nuevo reglamento de tránsito, la nueva Constitución, las foto multas, la contaminación.

Veía los discos de “80 kilómetros” como límite de velocidad y los que advierten que te tomarán foto si no respetas esa regla.

A la velocidad que iba mi auto, de 5 a 10 kilómetros, no más, que me tomen las fotos que quieran, pero que me paguen por el tiempo perdido, por la gasolina, reflexionaba y soñaba.

Convertido en un embudo el segundo piso en las salidas o accesos a los tramos de cuota.

Lo cotidiano, el tránsito a punto del colapso.

María Aura: ese es el motivo porque llegué tarde.

Por fin, instalado en mi asiento, en la tercera fila, con un teatro lleno, mi apuntador cerebral empezó a tomar nota.

Noche de estreno de la obra “Mujeres con Aura”, la historia de cuatro chicas sobre su relación con los hombres, sobre sus aventuras, secretos, emociones, confusiones y desencantos.

La primera vez que vi  a Gaby Platas fue en el programa de Adal Ramones, donde su participación era discreta, hoy se desenvuelve con naturalidad, como si el actuar fuera lo más sencillo. Sherlyn ha adquirido fama en las telenovelas del canal de las estrellas, tiene una imagen fresca y carisma, sabe hacer su trabajo y se esmera en agradar. Alejandra Ley es simpática, con una personalidad que arrolla en el escenario, sin atavismos, moderna. María Aura, siempre que la veo, me recuerda a su papá Alejandro; heredó la inteligencia, es creativa y empresaria.

Las cuatro, en esta comedia ligera, se divierten y divierten; la obra entretiene, te hace reír.

Juan Velázquez Blanco es el único varón del elenco. Interpreta varios personajes, todos con precisión, con humor. Tiene gestos en su rostro, chispazos, fugaces, que al verlos causan hilaridad. Es el fortachón, con tanto vigor que hubo un momento en que por poco y tira la puerta.

La semana pasada vi la película con el título en español Leyenda: la profesión de la violencia, con una admirable actuación de Tom Hardy, porque al mismo tiempo interpretó a los dos protagonistas,  gemelos que en la vida real fueron el azote de los londineses. Uno loco y medicado para controlarse, el otro amoroso y con apariencia de sensato, sin dejar de ser violento.

Bueno, la locura ni la violencia tienen ver con los personajes a los que les da vida Juan Velázquez, pero te hago la comparación porque siempre tiene su grado de dificultad representar varios perfiles en la misma obra y dar la impresión de que en cada caso es otra persona.

Por exigencia de la comedia, María Aura también se viste de hombre, aunque la vestimenta varonil no consigue ocultar su bonitura.

Las risas abundan en el público con los desplantes y ocurrencias de los personajes, obra de María Aura y su esposo Alonso Barrera.

Historia ligera que vale la pena ver si quieres reír y olvidar por dos horas el tránsito colapsado de la Ciudad de México.

Arturo Zárate Vite

 

 

Maestro en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Titulado con mención honorífica.

Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal.

Más de cuatro décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político.

Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio.

Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.