¿Importa la señora Martha?

Sociedad
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Después de tres meses, cuando por fin estaba lista su acta de nacimiento que había solicitado para trámites administrativos, descubrió que no traía en su bolsa cien pesos para adquirirla.
Hace ya un buen rato que las actas que los padres gestionaron para sus hijos, dejaron de tener vigencia. Ahora hay que obtenerlas digitalizadas, con nuevo formato y validez de solo tres meses.
Así que cada vez que se requiere el acta de nacimiento certificada para cumplir con requisitos oficiales, hay que pagar.
La historia que esta vez te cuento es inverosímil, salpicada por desatinos burocráticos y vicios que ni la modernidad de las nuevas tecnologías han podido erradicar, porque finalmente está de por medio la mano humana y el humano se puede equivocar, no es perfecto.
Cualquier servicio público debería ser de primera, es lo menos que se le debe dar al ciudadano. Desgraciadamente no es lo común. Y por si fuera poco, cuando se realiza el  trámite, hay empleados que dan la impresión de regodearse por el “favor” que le hacen al usuario.
Un trámite que tendría que ser sencillo, rápido y preciso, como la obtención de la copia certificada del acta de nacimiento, a veces no lo es. Se vuelve tortuoso y molesto. Le pasó a la señora Martha.
¿Y a quién le importa lo que le suceda a esta señora? ¿Cuál es la trascendencia? ¿Afecta al gobernante?.
Quienes están en el poder dirán que no, nada más que cuando esta irritación se repite y multiplica, perjudica a más de uno, las consecuencias se manifiestan el día de las elecciones. El voto de castigo es fulminante, no importa el color del partido que esté en el gobierno.
Resulta que Martha, originaria de Sonora, habitante de la ciudad de México, acude a la representación del estado norteño. ¿Se imaginan si tuviera que ir hasta Sonora por el acta, pagar transportación?
Lo primero que le dicen es que su original (manuscrita como se hacía antiguamente) tiene un error porque en la introducción del documento solo le pusieron el apellido paterno, aunque está implícito cual es el materno, están los nombres de los dos progenitores.
Por ese “error” le dicen que la digitalización, en su caso, no está completa. Existe la opción de enviar la petición por mensajería a Sonora para que se corrija, al departamento jurídico del registro civil. Acompañar la solicitud con copia de la credencial de elector, copia del acta original y la firma de dos testigos con las respectivas copias de la credencial de elector. Se supone, es lo que le dicen, que en 15 días quedaría todo arreglado.
No fue así. Después de seis vueltas a la representación sonorense, con oficina en uno de los edificios del Paseo de la Reforma, le informan que el problema ha sido solucionado. Ya en el nuevo formato aparecen los apellidos paterno y materno. Todo iba bien hasta que el empleado descubre que el número de la Clave Única de Registro de Población (CURP) estaba mal escrito. Se habían equivocado en Sonora al transcribirlo.
Dos semanas más de espera.
Cuando doña Martha decide ir de nuevo por su acta, llega a la oficina a la hora de la comida. Tiene que aguantar el reproche por ser inoportuna. Y esta vez no le dan el documento porque se le olvidó llevar los 100 pesos en efectivo para el pago. No aceptan tarjeta de crédito o débito.
Para terminar esta historia, te recuerdo que el partido que gobierna en dicho estado, perdió municipios, diputaciones y senadurías en las pasadas elecciones ante la ola morenista.

Arturo Zárate Vite

 

 

Maestro en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Titulado con mención honorífica.

Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal.

Más de cuatro décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político.

Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio.

Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.