¿Rosa o azul?

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En los cincuentas y buena parte de los sesentas en el siglo pasado, el estudio de ecografía (ultrasonido) no existía, había que adivinar si sería niño o niña. Se hacían hasta apuestas entre los familiares y amigos. Se optaba por comprar ropa de color amarillo o blanco, porque el azul estaba marcado para los varones y el rosa para las mujeres.

Si alguien te había regalado una vestimenta rosa, la madre acudiría a la tienda para cambiarla por azul si había nacido un niño. Era la solución que se le daba a este tema de la infancia.

Azul para el niño y rosa para la niña. No había nada que discutir ni debatir, lejos de caer en polémica.

¿Y por qué te cuento esto? ¿Qué tiene que ver con la política?

Quizás y seguramente, nada.

Lo hago porque de nuevo estamos en diciembre, en el mes de las fiestas, abrazos, recuerdos, alegrías, caras sonrientes, navidad y el último día del año, buenos deseos y compromisos para el 2016. Es un tiempo para tratar de descansar de la política y los políticos, si es que se puede.

Por supuesto, no faltará quien diga que todo tiene que ver con la política. No  hay porque complicarse, es diciembre, es preferible sonreír y convivir en santa paz. Reencuentro de amigos, de quienes trabajaron o trabajan en el periódico mexicano El Universal, como nunca se había visto, en la noche del cuatro de diciembre pasado. Ánimo navideño y día de celebración para Roberto Rivera Mier quien se estrenó como presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad.

Bueno, sigo.

Después llegó el desarrollo del estudio de ecografía y entonces con anticipación se hizo posible saber si sería niño o niña. Desaparecieron las equivocaciones a la hora de comprar ropa para el nuevo o nueva integrante de la familia. En materia de juguetes, los carritos, trenecitos, arcos y flechas con punta de goma, pistolas de plástico, para los niños. La diversidad de muñecas, casitas, vajillas miniaturas, para las niñas. Impensable un color rosa para las paredes de la habitación del niño.

Sin embargo, en la actualidad es innegable que los valores en la sociedad se han invertido o han cambiado tanto que no pasara mucho tiempo sino es que ya llegamos, que hasta los colores con que se han distinguido a los niños y niñas, van a variar de criterio, porque de no hacerlo, no faltará quien diga que la discriminación tiene su origen en la infancia.

Para algunos pudiera ser sorpresivo o nada creíble, pero el hecho es que el tema ya está en la mesa de análisis. Hay voces que ven como un signo de discriminación que el azul sea exclusivo de los niños y el rosa de las niñas. ¿Por qué un niño no puede vestir un pantalón de color rosa o incluso un vestido? o ¿Por qué una niña no puede jugar con los juguetes que siempre se ha considerado son exclusivos del hombre, si ahora las mujeres adultas hacen todo lo que antes se les suponía vedado o hasta tenían prohibido, como entrar a una cantina?.

¿Por qué tienen que hacerse diferencias, impuestas por los mayores, en la infancia? Es el cuestionamiento que hacen quienes pregonan o presumen un pensamiento de avanzada.

Ojalá que ese reajuste en los valores de la sociedad nos conduzca a un mejor mundo, a una mejor convivencia, al entendimiento, al respeto, a la paz mundial, a la equidad y justa distribución de la riqueza, no importa que el bebé se vista de rosa y la bebé de azul si hoy ese es el consenso.

Arturo Zárate Vite

 

 

Maestro en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Titulado con mención honorífica.

Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal.

Más de cuatro décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político.

Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio.

Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.