Integración de Gabinete

Política
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La Constitución en su artículo 89 dice que es facultad del presidente “nombrar y remover libremente a los secretarios de Estado…”
En su artículo 41 señala que “la ley determinará las formas y modalidades que correspondan para observar el principio de paridad de género en los nombramientos de las personas titulares de las secretarías de despacho del Poder Ejecutivo Federal y sus equivalentes en las entidades federativas”.
De acuerdo con el artículo 36 de la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, corresponde a las autoridades “fomentar la participación paritaria de mujeres y hombres en altos cargos públicos”.
Y el diccionario de la Real Academia Española define paridad como “igualdad de las cosas entre sí”.
En este contexto jurídico, el gabinete presidencial estaría integrado por mitad de mujeres y mitad de varones, aunque no necesariamente equivale a las o los mejores para integrar el equipo.
Mitad y mitad porque así lo marca la ley, criterio que a muchos no convence del todo porque ante la realidad que enfrenta el país, la sociedad esperaría que el gabinete se formara con las y los mejores.
Según el diccionario citado, mejor es:
1.Superior a otra cosa y que la excede en una cualidad natural o moral.
2.Preferible o más conveniente.
Mejores podría ser mayoría mujeres o mayoría hombres, nada más que como el criterio constitucional obliga a la paridad, entonces no habría de otra que mitad y mitad en el gabinete.
Se tendrá que escoger a los más capaces de los dos géneros, tarea complicada, nada fácil.
¿Se acuerdan que Vicente Fox contrató a empresas cazadoras de talentos (head-hunters)?
Quiso asegurarse de que llegaran a su equipo los y las mejores.
Ya todos sabemos lo que sucedió, su compromiso de acabar con la corrupción, con las alimañas, víboras prietas y tepocatas, se fue al bote de la basura. No logró poner punto final a las irregularidades administrativas ni tampoco atrapó o metió a la cárcel a nadie de cuello blanco.
Desperdició el bono electoral que le dio la sociedad en los comicios del 2000. Terminó por doblar las manos ante vicios y defectos del pasado. No supo aprovechar las ventajas del precio del petróleo, aprendió a convivir con los priístas que decía aborrecer y abrió las puertas a la actuación de la delincuencia organizada, a tal grado que su relevo, Felipe Calderón, creyó que decretando la guerra acabaría con el mal, sin ir a las causas del problema.
No es sencillo integrar un equipo de primera para gobernar, porque a diferencia de lo que sucede en el deporte donde los jugadores hacen lo que ordena el entrenador y si no lo hacen se van a la banca o son echados de la organización, en la política, en la administración, en un sistema democrático, quien está al frente debe saber escuchar para tomar decisiones, escuchar a los suyos y a los que tienen distintas opiniones.
Todo en beneficio de la colectividad, del país.
Lo peor, como a veces ocurre en México y en otras partes del mundo, es comportarse como autócrata, sojuzgar a los subordinados e ignorar al resto de la población.
Por lo pronto, el capítulo que sigue es la integración del gabinete con paridad de género.
Es de esperarse que se elijan a los y las mejores.
Hay esperanza cuando quien va a seleccionar, Claudia Sheinbaum, conoce a la militancia y a simpatizantes.

Arturo Zárate Vite

 

 

Maestro en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Titulado con mención honorífica.

Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal.

Más de cuatro décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político.

Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio.

Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.