Antes, en los mejores tiempos del PRI, una vez que el “dedazo” descubría al tapado, se producía la famosa “cargada”, prácticamente todos los sectores y grupos del partido, acudían a levantarle la mano a quien había resultado elegido por el presidente en turno. En el siglo pasado, cuando todavía el tricolor conservaba el poder, hubo una ocasión en que la famosa “cargada” entró en impasse, en compás de espera. En noviembre de 1993, Luis Donaldo Colosio Murrieta recibió en la residencia oficial de Los Pinos la ansiada noticia de que era el afortunado. Salió de la casa presidencial con la emoción de quien le ha pegado al premio principal de la lotería. Había caído la noche y lo primero que hizo fue dirigirse a su casa, a prepararse para la “cargada” del día siguiente. La “cargada” se retrasó. Las consecuencias son conocidas. En lugar de verse gozoso, prevaleció la incertidumbre en Colosio, porque uno de sus competidores internos, de los que daban por hecho sería ganador de la carrera, decidió no sumarse a la aprobación presidencial recibida por su compañero. Evidenció su descontento y provocó desconcierto entre la militancia, sobre todo al ser nombrado pacificador para el conflicto chiapaneco, los zapatistas o el EZLN se habían levantado en armas. Manuel Camacho acaparó los reflectores mediáticos. Se llegó a tal punto que hubo necesidad de que el presidente Carlos Salinas hiciera la declaración “no se hagan bolas”, para disipar dudas sobre lo que semanas antes había decidido. Para entonces ya habían pasado poco más de tres meses. Demasiado tiempo. El ambiente político estaba enrarecido. La “cargada” nunca se dio como se acostumbraba. De cualquier manera, las ratificaciones desde la residencia presidencial le devolvieron la tranquilidad a Colosio. Justo cuando él y su equipo agarraban vuelo para el despegue de la campaña, le quitaron la vida en Lomas Taurinas, Tijuana. El caso Colosio seguro que es lección para más de un partido, aunque pareciera que todavía hay quienes no saben leer o solo leen lo que les conviene y favorece a sus aspiraciones. Toca el turno al “corcholatazo”. El procedimiento por encuesta del partido en el poder para nominar a su candidato presidencial. Los líderes esperan que haya “cargada” tan pronto se conozca el resultado de la encuesta. La alineación de quienes no sean ganadores. Sería riesgoso para sus planes un escenario distinto. Se han establecido candados para que nadie se salga del carril. Están advertidos de las consecuencias de irse por la libre pero también se les ha enterado de los premios que hay para los disciplinados. Ante la falta de candidato propio y competidor, la oposición suspiró por Ricardo Monreal quien ya dejó en claro que lo suyo no es la traición. Igual Marcelo Ebrard, así lo escribió en su reciente libro “El camino de México”. Ninguno de los dos va ir en contra de los deseos de su jefe tabasqueño, que anhela que su relevo continúe con el proyecto de la 4T. Adán Augusto López y Claudia Sheinbaum están convencidos de la idoneidad de la encuesta, dispuestos a respetar el resultado y sumarse a quien obtenga la ventaja, en el caso de que no sea uno de ellos. Si la unidad morenista se conserva y la oposición sigue sin encontrar a su candidato, estará cantada la victoria guinda para el 2024. La primera gran señal sería la “cargada”.
Como diría el clásico de la política, no se hagan bolas, el estado de México va a ser para el partido Morena y Coahuila será conservado por el PRI. Indicios en ese sentido, sobre todo si se revisan antecedentes y comportamiento de participantes. Las encuestas señalan el mismo escenario. En particular las que siguen rigurosa metodología, no las que se hacen al gusto del cliente. Veamos lo que ha sucedido en Coahuila, entidad que siempre ha sido gobernada por el partido tricolor, con desarrollo que tiene satisfecha a la sociedad, el ingreso per cápita está por arriba de la media nacional y la inseguridad no se ha desbordado como en otras entidades, donde los balazos son frecuentes y no dejan de cobrar vidas. Escenario favorable para quienes gobiernan poco más de tres millones de habitantes. No hay protestas ni reclamos contra el mandatario en turno Miguel Ángel Riquelme, quien llega al final de su periodo con números que favorecen su administración y sin escándalos de corrupción. Las campañas electorales tienen señales que refuerzan el pronóstico en Coahuila: 1.Manolo Jiménez Salinas es el candidato de la alianza ciudadana integrada por PRI-PAN-PRD. 2.Hubo pleno consenso en la nominación de Manolo, no causó enojos ni divisiones entre los aliados. 3.Manolo, de 38 años de edad, es ingeniero industrial egresado del Tecnológico de Monterrey y con maestría en administración pública por la misma institución. Ha sido presidente municipal en Saltillo y diputado local. Se venía desempeñando en el estado como secretario de Inclusión y Desarrollo Social. 4.Las encuestas le dan ventaja a Manolo de más de 10 puntos. En contraste, la oposición se fragmentó a tal punto que pareciera haber aceptado por anticipado que la plaza está perdida: 1.El senador Armando Guadiana, empresario carbonero de los más ricos en su estado, tuvo complicaciones en la integración del equipo. El ex subsecretario de Seguridad federal Ricardo Mejía creía tenía bendición presidencial y por lo tanto sería el abanderado guinda; va rezagado en las encuestas con la camiseta de PT. Y el PVEM es un desastre, la dirigencia nacional verde, a una semana de la elección, apoyó a Guadiana y, el candidato ecologista Lenin Pérez Rivera decidió ignorar a sus líderes y seguir por su cuenta. A estas alturas del proceso, ni juntos Morena-PT-PVEM revertirían la tendencia que favorece al priísmo. 2.El presidente reprobó el uso de su imagen en la campaña de Mejía. Sobre el Estado de México, hay que recordar lo siguiente: 1.Hace seis años Alfredo del Mazo, actual gobernador, contó con todo el apoyo presidencial desde Los Pinos. 2.Enrique Peña Nieto, como mexiquense, fue el primer interesado en conservar Edomex. 3.Ya no hay apoyo presidencial y el gobernador Del Mazo tampoco se ha involucrado como esperaba la militancia de su partido. 4.Movimiento Ciudadano jamás dio señales de querer sumarse a la alianza conformada por el PRI-PAN-PRD. 5.Alejandra del Moral, candidata y ex dirigente priísta en su estado, no logró la unidad ansiada en la competencia interna. Su principal contendiente, la diputada Ana Lilia Herrera, guardó distancia. En cambio, la maestra Delfina Gómez, con todo el apoyo desde Palacio Nacional, logró sumar a sus competidores internos: 1.Horacio Duarte es su coordinador de campaña. Nadie pretendió cambiarse de bando. El senador Higinio Martínez también se incorporó al equipo, como delegado especial. 2.Las encuestas le dan la ventaja a Delfina. Pasará a la historia por ser la candidata que sepultó al famoso Grupo Atlacomulco, que por muchos años mantuvo influencia, no solo estatal sino nacional. 3.Movimiento Ciudadano hizo su trabajo para favorecer a Delfina: le negó la candidatura a Juan Zepeda y, a unos días de la elección (4 de junio) pintó públicamente su raya y dijo que con el PRI, no va ni a la esquina. Así que no se hagan bolas, Coahuila pinta para seguir siendo tricolor y el estado de México se pondrá la camiseta guinda.
El próximo 16 de junio la maestra y senadora Ifigenia Martínez cumplirá 93 años de edad, la más longeva de todas las legisladoras del país, poseedora de lucidez admirable e inteligencia ampliamente reconocida. Nadie como ella, la primera mujer mexicana estudiante en la Universidad de Harvard, egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), economista de profesión. Ha sido diputada y funcionaria de gobierno, maestra universitaria, diplomática, fundadora de la Corriente Democrática al lado del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. Disciplinada, izquierdista, exigente, cuidadosa, indiscutible autoridad moral, hermosa por dentro y por fuera, respetada por propios y extraños. Jamás, nadie se ha atrevido a insultarla u ofenderla. Perseverante, energética, vigorosa. Ni el tiempo la ha podido vencer, la edad no ha sido impedimento para asistir al parlamento y cumplir su misión legislativa. Los años tampoco evitarían su presencia en la reunión anual de la Hermandad Universitaria Puma, que esta vez Alejandro González Dávila organizó en el patio principal del Palacio de Minería. La maestra Ifigenia Martínez impecable, con ánimo para sentarse en el presídium y esperar paciente su turno para recibir la elegante chamarra puma que distingue a egresados de la máxima casa de estudios que tienen y han tenido una trayectoria relevante. Ifigenia, como una reina universitaria, la única que tuvo silla para sentarse a la hora de tomarse la foto del recuerdo, acompañada y flanqueada por universitarios de distintas profesiones, deportistas, periodistas y oficiales de la Secretaría de Marina y Defensa Nacional que, junto con ella, una y otra vez, gritaron el clásico “¡Goya, Goya!”. Y por si algo faltara, la maestra se dio tiempo para escuchar el mariachi que cerró la reunión de la hermandad puma.
Hasta ahora lo que tiene la oposición es una lista de aspirantes a la candidatura presidencial, sin que ninguno despunte o empiece a consolidarse como serio rival del actual grupo en el poder. La lista es larga, cada partido que integra la alianza, cuenta con sus respectivos prospectos. Es alianza incompleta, porque no se ha sumado ni parece que se vaya a sumar Movimiento Ciudadano. El líder Dante Delgado tiene sus propios planes y tiempos. Por más que le hablan al oído, no ha cedido ni decidido incorporarse al bloque opositor. ¿Creerá que MC, solo, puede ganar la presidencia, con el argumento de que es el partido menos desacreditado? Cierto que gobierna Nuevo León y Jalisco, dos de los tres estados más importantes de nuestro país, sobre todo por su desarrollo económico. Nada más que para ganar la elección presidencial se requiere presencia y seguidores en todas o en la mayoría de las entidades. Movimiento Ciudadano no tiene estructura nacional. Quizás considere que para ganar sería suficiente con nominar al mejor candidato, alguien extraordinario y maravilloso para atraer el voto de millones de mexicanos. ¿Quién? ¿El gobernador de Nuevo León? ¿El gobernador de Jalisco? ¿El alcalde de Monterrey? Personajes locales o estatales, sin alcance nacional. No es ocioso que, en el bando contrario, en el grupo que gobierna, sus principales figuras recorran la República. Saben que es necesario identificarse y darse a conocer en el país, pisar las 32 entidades, con tiempo, como lo están haciendo, no en la última hora. A la oposición se le agota el tiempo. Son tantos sus aspirantes que resultará complicado que alguno de ellos cuaje. Sus esfuerzos están fragmentados. Es lo que está a la vista. Si una vez que resuelvan quien va a ser su candidato o candidata, todos los demás aspirantes se le suman, entonces el grupo gobernante tendría motivos para preocuparse. No es lo que ha caracterizado a quienes compiten por esa candidatura, hay que revisar lo que ha sucedido en los partidos. Por lo general, los que no son elegidos, se desentienden de la campaña presidencial. Además, para el 2024 la oposición sabe de la importancia que Movimiento Ciudadano participe en la alianza. Aportaría los votos que podrían asegurar la diferencia en el resultado de la elección. El panorama no es el mejor para la oposición: 1.- Hasta ahora no tienen a ningún aspirante perfilado para que se convierta en el deseado candidato o candidata. 2.-El tiempo se le agota para darlo a conocer a todo el país. 3.-No hay ninguna figura nueva entre sus aspirantes. 4.-El nombre del alcalde de Monterrey es conocido a nivel nacional porque así se llamaba su padre asesinado en1994. 5.-Movimiento Ciudadano quiere competir por su cuenta, a pesar de que sabe que su fuerza sería insuficiente para ganar. 6.-La campaña contra el gobierno en turno, sin nadie que sepa capitalizarla, podría volverse un bumerang. Ante ese escenario y entre más se tarde en definir a su principal aspirante, la oposición puede irse despidiendo de su sueño de recuperar la presidencia el próximo año. Necesitaría un milagro político, un personaje sacado de la manga, sorprendente y popular. Hasta ahora, no se ve por ningún lado.