CON VOTACIÓN DIVIDIDA 4-3 y basado en sus propios lineamientos y en criterios internacionales, el Instituto Electoral del Estado de Guanajuato aprobó proyecto de acuerdo que establece que una mujer solo puede ser sustituida por mujer. RECHAZÓ LA CANDIDATURA DE VARÓN QUE HABÍA HECHO MORENA para sustituir a Gisela Gaytán, quien el pasado1 de abril fue asesinada en el primer acto de su campaña. El Instituto DESESTIMÓ EL ARGUMENTO de que se trata de un caso EXCEPCIONAL y que debe ser visto a la luz de diversos artículos que aluden tanto la paridad de género como el derecho de los partidos a su autodeterminación. Además, el partido Morena planteó que ninguna mujer quiso la candidatura por temor a ser agredida como sucedió con su compañera Gisela. Morena anunció que llevará este caso a los tribunales porque el acuerdo del instituto atenta contra la democracia que debe caracterizar todo proceso electoral. El IEEG precisó a Morena que tiene de plazo, a más tardar cuatro días antes de la elección, para hacer el cambio de mujer por mujer en la candidatura de Celaya. Morena confía en los tribunales y espera que acepten que sea varón su candidato ante la negativa de las militantes para sustituir a Gisela, por miedo a que les pase lo mismo. Por otra parte, el Instituto Electoral de Guanajuato también negó al PT la sustitución de candidatos en los municipios de Comonfort y Ocampo.
El propio diputado Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política, parafraseó la canción popular “La Bartola” del compositor Chava Flores. Le pareció oportuno hacerlo y aprovechó que la perspicaz periodista Margarita Nicolás la hubiera recordado al plantear su pregunta sobre el presupuesto que se destinará al INE para organizar la elección de juzgadores en 2025.
¡Oye Bartola! Hay te dejo estos dos pesos. Pagas la renta, El teléfono y la luz.
De lo que sobre, Coge de ahí para tu gasto, Guárdame el resto Para echarme mi alipús.
Monreal sonrió por el sentido de la canción, como anillo al dedo sobre la discusión del presupuesto y el ajuste que se le quiere hacer y se le hará al presupuesto del instituto electoral. Por supuesto que se va a cuidar la calidad de la elección de los juzgadores y no se pondrá en riesgo la democracia ni la legitimidad, ha dicho el diputado, convencido de la trascendencia que tiene para el futuro del país la renovación del poder judicial y la impartición de justicia. Le van a cortar al gasto donde técnicamente sea posible. Sería en el financiamiento a partidos y en lo estimado para la constitucional Consulta Popular, que no se hará el año próximo. Van a dar al INE lo necesario para que saque adelante y con éxito la elección de juzgadores. En total, los consejeros del instituto han pedido que la Cámara de Diputados les apruebe un presupuesto en números redondos de 40 mil millones de pesos para el siguiente año. De ese total, 13 mil 205 millones para la elección de juzgadores. Monreal ha considerado que las cifras son un exceso, de ahí que de por hecho el ajuste. ¿Cuánto le van a quitar al gasto del INE? Los 11 consejeros y consejeras del instituto electoral, en distintos foros, han demostrado que tienen pleno conocimiento de lo que se requiere y debe hacer para la elección. En sus conversaciones con Monreal, Guadalupe Taddei, consejera presidenta del instituto, ha sido puntual al describir las necesidades del organismo. Lo mismo han hecho las consejeras Rita Bell y Norma Irene de la Cruz en sus reuniones con integrantes de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados. Los consejeros y consejeras dominan el tema, su trabajo, como debe ser. Lo mismo hay que reconocerle a los demás empleados de la institución. Desde que se ciudadanizó el INE, la imparcialidad y transparencia lo distinguen. Cierto que la elección de juzgadores no sería igual a ninguno de los procesos federales y locales, aunque tampoco son del todo ajenos a lo que por primera vez se hará en 2025. Valga la analogía, es como si un jugador de softbol decidiera jugar beisbol, hay similitudes entre estos dos deportes, aunque la pelota no es del mismo tamaño ni los pícheres la lanzan igual. En la elección de juzgadores, por ley, no participan los partidos y en las boletas habrá más candidatos para ser jueces, magistrados o ministros, en contraste con las elecciones que hemos visto para diputados, senadores, gobernadores y presidente de la República. Por el número de participantes que aparecerán en las boletas para la elección de juzgadores, también tomará más tiempo a los ciudadanos y ciudadanas votar y contar los votos. Por lo pronto, las consejeras y consejeros del INE deben de estar tranquilas y tranquilos, porque los diputados y diputadas están conscientes que con “dos pesos” no les alcanza ni sobra para el “alipús”.
México siempre se ha distinguido por su política exterior y está visto que mantiene ese respeto en el mundo. La forma en que fue tratada por jefes de Estado y de gobierno la presidenta Claudia Sheinbaum en la cumbre del G20 en Brasil, confirma la deferencia de los poderosos hacia nuestro país. Quienes saben de diplomacia, entienden su lenguaje, las formas y cortesía, les queda claro lo que significa que la presidenta se haya sentado a platicar con Joe Biden de los Estados Unidos y Xi Jinping de China, así como los encuentros con el primer ministro de Canadá Justin Trudeau y el presidente de Francia Emmanuel Macron. No se diga los saludos y pláticas con mandatarios latinoamericanos, empezando por el anfitrión Lula Da Silva. No son meros gestos, atenciones, afectos y diálogos con la Doctora Sheinbaum solo por ser mujer. El género no es lo que más cuenta en el mundo de los poderosos, sino lo que representa cada gobernante. Además, en la diplomacia, cuando no se quiere hacer patente esas expresiones cordiales y admirativas, también hay acciones para hacerlo notar. Simplemente con evitar el saludo o tomar caminos distintos para no toparse de frente. De antemano se descarta el diálogo bilateral. La presidenta de México le ha dado un giro de 180 grados a la política internacional con su presencia en Brasil, sobre todo si miramos a lo que sucedió en el sexenio anterior con Andrés Manuel López Obrador en materia de viajes al exterior para asistir a reuniones o cumbres de ese tipo. ¿Quiere decir que en el pasado reciente se le restó importancia a la política exterior? No. La Constitución establece que corresponde al presidente o a la presidenta la conducción de la política exterior. Pareciera que el tabasqueño dejó en segundo plano esa responsabilidad ejecutiva si el análisis se concreta a revisar número de viajes realizados al extranjero. De entrada, hay que recordar que López Obrador colocó en la cancillería a uno de sus mejores cuadros, a Marcelo Ebrard. Operador de primera con amplio conocimiento de la política exterior. Su trabajo respondió a las expectativas de su jefe. No descuidó las relaciones ni los protocolos. Tampoco se fue por la libre, en todo momento tuvo presente el mandato constitucional y a quien corresponde la conducción, por lo que no dudó en consultarlo de inmediato cuando fue necesario hacerlo para dar una respuesta. ¿Entonces por qué el presidente del periodo anterior decidió no acudir a los grandes eventos internacionales si sabía y sabe de su importancia? Salvo sus visitas a los Estados Unidos y sus encuentros con los presidentes Donald Trump y Joe Biden, la comunicación con los demás jefes de Estado y de gobierno se dio a través del canciller Ebrard o por medio de las llamadas videoconferencias. Comunicación hubo con todos los que había que hablar. Si prefirió la relación “semipresencial” como dicen en el poder legislativo, cuando los diputados y senadores participan en las cámaras mediante los adelantos de la tecnología, se debió a que no es partidario de encerrarse por ocho o más horas en una lata voladora (avión). No quiere decir que tenga fobia a los aviones, es humano y no es perfecto. Lo que no le gusta es el largo encierro en las alturas. La Doctora Claudia Sheinbaum es otra generación, otro estilo y seguro el de Brasil no será el único viaje a una cumbre internacional.
Aprovechando la reforma judicial y la elección de juzgadores que hará el pueblo el próximo año, no sería ocioso que los propios juristas, legisladores o estudiosos del Derecho impulsaran nuevo lenguaje y hasta nuevo color de toga para los ministros, magistrados y jueces. Si México es pionero de una reforma judicial de esta dimensión, que deja al pueblo la responsabilidad de elegir a todos los juzgadores, ¿por qué no también ser el primero en el uso de lenguaje llano en sus resoluciones, entendible para las mayorías, no solo para litigantes y letrados? Los intentos que se han hecho hasta ahora no han prosperado, quizás porque a los involucrados no les conviene o consideran que el lenguaje sencillo les resta autoridad o imagen. El pueblo tendría derecho a elegir a juzgadores y a exigir que los documentos judiciales los pueda entender cualquiera, sin necesidad de tener a la mano un diccionario jurídico o un abogado. Las palabras técnicas pueden y deben ser traducidas a terminología de fácil acceso, porque sin lugar a dudas ayudaría a comprender mejor la impartición de justicia. Por ejemplo, es común ver en resoluciones las palabras “proveído” e “inconcuso”, como muchas otras, que en una primera leída solo los expertos entienden su alcance jurídico. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española proveído se puede traducir como una resolución judicial o sentencia. Inconcuso es algo que no tiene duda o contradicción, que está firme. Óbice, otra de las palabras usadas por togados, es igual a impedimento. La tarea no sería sencilla, pero si el artículo 39 de la Constitución señala que el pueblo tiene el derecho de modificar la forma de gobierno en cualquier momento, también tendría derecho a reclamar que todo lo que hagan y digan los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, sea entendible. Sobre todo en el caso del poder judicial, que pareciera esmerarse y pulirse en el uso de un lenguaje que nada más puede ser digerido por sus integrantes, abogados y estudiosos del Derecho. La renovación de juzgadores sería buen pretexto para considerar la renovación del lenguaje. Comprensible que no se logre de un día para otro, por lo años que tiene de usarse de esa manera en México y prácticamente en todas las naciones del mundo, pero nunca es tarde para intentarlo y dar el ejemplo. Otro punto que pudiera cambiarse es el color de la toga. Si bien no tiene la relevancia del lenguaje, es importante, porque lo negro se traduce para la mayoría en el planeta como lo oscuro y malo. Pudiera pensarse en el blanco, símbolo de pureza y paz, aunque podría ser cualquier otro, el que decidan, siempre y cuando los aleje de lo que representa lo negativo. El negro se usa hasta en ritos satánicos. ¿Qué no es en las calles oscuras donde más asaltan? ¿Qué no es en lo oscurito donde los políticos acuerdan lo indebido? ¿Qué no es el negro el color usado para señalar la mala etapa de la vida de las personas? ¿Qué no dicen “se las vio negras” cuando pasó por difícil momento? Claro que lo sustancial es que se haga justicia, sin favoritismos, sin consignas y sin parcialidades. México clama por juzgadores honestos y es de esperarse que el pueblo no se equivoque al elegirlos a partir del próximo año, lo del lenguaje puede tomarse su tiempo y también el cambio de color de la vestimenta.
Si ya se sabe de lo que es capaz, lo que mejor se puede hacer es buscarle el lado amable, sin dejar de ser firme y digno ante cualquier negociación, para nada caer en la sumisión. No se puede pensar, valga decirlo coloquialmente, enfrentar a Sansón a las patadas, porque entonces por anticipado se conocería el resultado. Hay que echar mano de toda la inteligencia para ponerse de acuerdo con el argumento de que las dos partes se necesitan. Por la muy cercana vecindad, por el intercambio comercial que a ambos beneficia, por la mano de obra migrante que tanto conviene a la sociedad de los Estados Unidos, por las ventajas de combatir de manera coordinada a la delincuencia y por la seguridad prioritaria para cualquier nación poderosa que tiene enemigos poderosos en el mundo. Donald Trump quien será presidente a partir de enero es un personaje conocido para los mexicanos, desde que compitió por primera vez como candidato presidencial con un lenguaje que incluyó la ofensa para migrantes y con acciones amenazantes en materia arancelaria una vez que estuvo de inquilino en la Casa Blanca. Ha sido partidario de levantar el muro en la frontera entre México y Estados Unidos y ha exigido mayor control en la frontera sur para contener el avance de miles de migrantes. La falta de experiencia como gobernante lo hizo enfrentar dificultades tanto en su país como hacia afuera, incluso con su mismo equipo, que en varias ocasiones lo obligó a sustituciones o ceses repentinos. Ser inexperto en el manejo político lo llevó a enredarse en conflictos poselectorales cuando supuso que los demócratas le habían hecho trampa al vencerlo con Joe Biden. Hoy es distinto, no solo porque arrolló en las elecciones, en su triunfo como candidato presidencial y en el dominio electoral del poder legislativo, sino por la madurez política adquirida en estos menesteres que lo ha hecho más precavido, cauto y cuidadoso en la integración de su equipo. Ya no es político desbocado y precipitado, mide mucho más sus decisiones y acciones, lo que de ninguna manera significa que haya renunciado a sus ideas originales, que, por lo visto en recientes comicios, tienen ganada simpatía de la mayoría del pueblo norteamericano. Por supuesto que sabe el tamaño del bono adquirido y no lo va a derrochar, lo utilizará para sus planes internos y externos, con la gradualidad que se requiera. No es para espantarse, con sus cualidades y defectos, también es ser humano, aunque gobierne una potencia. Parecería gesto menor la primera comunicación entre el presidente electo y la presidenta de México Claudia Sheinbaum, no lo fue. Se privilegiaron las cortesías, sin que ninguna de las partes saliera del tono cordial. Trump, contra lo que pudieran haber supuesto algunos, estuvo a la altura. La presidenta mexicana se encargó de dar los pormenores de la comunicación y del otro lado no se añadió nada que fuera diferente. Es buen comienzo entre quienes van a dialogar con la representación de sus países en los próximos años. Ojalá todo el tiempo sea ese el tono entre los dos gobiernos, sin que ninguno renuncie a la defensa de sus intereses o que uno se sienta mucho más grande que el otro y que por la fuerza quiera imponerse. A Donald Trump y a la doctora Claudia Sheinbaum hay algo que los identifica, ambos llegaron al poder con el apoyo del pueblo, con amplia e indiscutible ventaja sobre adversarios. Se entiende que también pueda haber momentos complicados en la relación bilateral, no sería la primera vez, lo fundamental es que se pondere lo justo y la buena vecindad entre dos naciones físicamente muy cercanas.