La historia que te voy a contar tiene drama, tragedia, amor, desengaño, demandas contra instituciones públicas, actuación del Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA) y resolución de la segunda sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Se trata del caso del francés Paul Henri Giménez, de 42 años de edad, de 33 cuando ocurrió el avionazo en el que perdió la vida el secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño, porque el Lear Jet 45 en el que viajaba se desplomó al perder el equilibrio a consecuencia de la corriente de aire que dejaba una nave comercial que iba por delante.
Hay varias versiones sobre el accidente, además de la oficial. No es la intención agregar una más sobre lo que provocó la caída del avión, sino hablar del caso de Paul. Entonces tenía tres meses de haber llegado a la Ciudad de México, especialista en informática.
Paul no iba en el avión, transitaba en automóvil en la zona de las Lomas de Chapultepec y Reforma donde ocurrió el accidente. Una bola de fuego, parte de la máquina, impactó contra su transporte. Sufrió graves quemaduras, en el 70 por ciento del cuerpo.
Sus sueños de joven de 33 años de edad se truncaron en cuestión de segundos. Fue trasladado de inmediato al hospital. Pasaron meses para su recuperación. Demandó a las secretaría de Gobernación y de Comunicaciones y Transportes. A través de un juicio en el Tribunal Fiscal de Justicia Administrativa, le dieron 30 millones de pesos por indemnización.
Partió hacia los Estados Unidos, donde vive, para seguir su tratamiento. En ese tiempo una de las enfermeras se “enamoró” de Paul. Incluso, estaban puestos para la boda.
El matrimonio no se consumó porque el francés puso la condición de que se casarían por bienes separados. Ella no aceptó.
Por lo altos costos de la atención médica, el dinero prácticamente se le acabó. Asesores legales le sugirieron que volviera a presentar nueva demanda contra las citadas secretarías. Ahora con un reclamo superior a los 100 millones de pesos. Asesorado por un despacho mexicano con oficinas precisamente en las Lomas de Chapultepec, llevó el caso a la Corte, al ver que se le otorgaría una cantidad mucho menor.
La segunda sala de la Corte ya resolvió y determinó criterios para que el Tribunal Federal de Justicia Administrativa fije el monto de la nueva indemnización, sin considerar el tope constitucional.
Es obvio que Paúl nunca volverá a ser el mismo por muchos millones que le den, pero al menos dispondrá de recursos para comer, vestirse y pagar su rehabilitación el resto de vida.
El amor del francés
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