A Manlio Fabio Beltrones le dolió, nunca antes, nadie le había ganado un debate y menos en televisión.
Lo hizo Ricardo Anaya en lo que era el canal de las estrellas, el mismo día de las elecciones de este año, cuando el PAN sorprendió al triunfar en 7 de las 12 gubernaturas que se disputaron.
Anaya llegó preparado al debate, Beltrones se confió en su experiencia, en su larga carrera política, reconocido como el personaje que más domina las materias de gobierno y Estado.
Ricardo tiene 37 años, Manlio 64. Más de dos décadas de diferencia, 27 años más, para ser precisos.
Seguro que el sonorense esperará que la vida le de una segunda oportunidad de volver a encontrarse con el joven queretano en un debate, porque para entonces, si sucede, irá por la revancha.
Por lo pronto, el triunfador de la faena política, el político del momento, se llama Ricardo Anaya Cortés.
Es inteligente, lo ha demostrado en los cargos que se ha desempeñado, como legislador local, como diputado federal, como líder estatal de su partido, ahora como dirigente nacional. Por su edad, impetuoso. Quizá tendrá que moderar y controlar excesos.
Sabe que tiene la ventaja, el triunfo en siete de 12 gubernaturas en este año y derrotar a Manlio en el citado debate, el mismo día de las elecciones; es un plus que si cuida e incrementa, lo puede llevar a recuperar para Acción Nacional la residencia oficial de Los Pinos.
Hasta ahora ha dicho que su principal responsabilidad es la dirigencia nacional, a la que está dedicada de tiempo completo. En el 2017 tiene el reto de las elecciones del estado de México. Si su partido llegara a ganar la entidad mexiquense, la joya que todavía le queda a los priístas, entonces que empiecen a enfriar las botellas de champán, para abrirlas como lo hizo Fox en el 2000.
Anaya, por donde se le quiera ver, es la principal carta de los panistas para competir en el 2018.
Nada es hasta que es, en la política no hay nada escrito; en su propio partido tiene adversarios, decididos a darle la batalla y ganarle la candidatura. La ambición no tiene límites.
Margarita es una de sus competidoras, con el mérito, el más sobresaliente de su carrera, de haber sido la Primera Dama en el sexenio anterior, la esposa de Felipe Calderón.
Cualquiera que revise su trayectoria, salvo que se quiera engañar, se dará cuenta, que ha sido más el apellido de familia panista lo que la ha llevado al poder legislativo y a la secretaría nacional de promoción política de la mujer en el PAN, que sus propios logros. También la distingue ser egresada de la Escuela Libre de Derecho.
El otro competidor es el gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, con calificaciones académicas apreciables, pero sin las raíces panistas que tienen Ricardo y Margarita.
En ese contexto, los vientos soplan a favor de Ricardo.
Ricardo y Margarita
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