El Chavismo es un movimiento político que nació en Venezuela y que en México tiene preocupado a más de uno, en particular al segmento de la población que por muchos años han tenido un estatus económico estable.
Hay temor de que en el 2018 llegue al poder una corriente con esas características y haga y deshaga a su antojo, por encima de las leyes y sin importarle las instituciones, que hasta ahora han funcionado en un sistema democrático.
Sin duda, al personaje que le ven ese perfil es al virtual candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador. Por más que diga AMLO que no encarcelará a los que identifica como mafia, lo cierto es que nadie le cree. Y tienen sobradas razones para su incredulidad.
Nadie olvida el cierre del Paseo de la Reforma que protagonizó en el 2006. Por meses, la principal avenida de la ciudad de México. Lo que no sucedería en cualquier otra parte del mundo que se precie de respetar las ley. Hizo lo que quiso y hasta cuando se le pegó la gana. Ninguna de las autoridades, federal o local, se atrevió a molestarlo.
Contra lo que creen sus seguidores, estuvo muy lejos de ser el mejor gobernante de la zona metropolitana. Todavía no se olvida que fue el artífice de la construcción de los segundos pisos, a pesar de que no era la mejor opción para resolver el problema del transporte. Pero no solo eso, la edificación del segundo piso significó beneficiar a los automovilistas y no a los que menos recursos tienen, a los más pobres, que se supone son su prioridad.
Independientemente de ello, es innegable de que tiene posibilidades de ganar la presidencia, no solo por el simple hecho de que su nombre aparecerá en las boletas electorales.
Las condiciones del país, la perdida de credibilidad y confianza, se han acomodado en beneficio de sus aspiraciones. Hay demasiada inconformidad entre la población por la actuación oficial.
No es descartable que la gente, por su enojo, le entregue el voto mayoritario al político tabasqueño.
Por eso la inquietud de quienes tienen mayor presencia en la economía nacional, desde ahora estudian medidas que puedan garantizar la estabilidad de que gozan, llegue quien llegue a la silla presidencial.
La idea de un frente como sucedió en el 2006, cuando distintas fuerzas políticas y grupos de poder económico se aliaron, funcionó para atajar las aspiraciones de López Obrador.
Ahora existe la percepción de que ese frente, si se vuelve a integrar, podría no ser exitoso, porque la irritación de la población es mayor y se ve decidida a cobrarse en las urnas el deterioro de su nivel de vida.
Esa es la explicación de que se analicen medidas, ante eventual triunfo del candidato morenista, para que en caso de que llegue al poder, lo ejerza acotado, en el marco de la ley y no siga la política del chavismo.
Miedo al Chavismo
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