Como pintan los tiempos, por la experiencias electorales recientes, las bravuconerías, amenazas, advertencias, conatos de bronca y hasta muertos, el 2018 va a sacar chispas.
Lo ideal es tomar previsiones y adelantarse a los negros augurios, para que el proceso transcurra en orden, garantizar el absoluto respeto al voto y blindar la estructura electoral, mejorar el funcionamiento del Instituto Nacional Electoral (INE) y de sus órganos estatales, reducir el margen de error en la organización de los comicios.
Es muy probable que la votación sea muy cerrada, quizás mucho más diputada la presidencia de la República que en el 2006, cuando la diferencia en la votación fue menor a un punto.
Por eso la importancia de afinar el funcionamiento de la estructura electoral, el conteo de votos, la entrega de resultados, para no dar cabida a la incertidumbre y aquietar a los triunfalistas. Desactivar con oportunidad a quienes pretendan confundir a la sociedad con resultados ficticios.
Hay que perfeccionar el mecanismo para el conteo de votos y la más pronta difusión de los resultados. Por ningún motivo se deben retrasar, por el contrario, mejorar los tiempos de contiendas anteriores.
Revisar prácticas de otros países, de España que acaba de colocarse a la cabeza en el mundo por la rapidez para dar resultados, apoyado en el uso de las nuevas herramientas de la comunicación, el Internet, sin caídas de sistema.
Será la principal prueba de Lorenzo Córdova, la que lo marcará para bien o para mal en su trayectoria como servidor público. Está a tiempo de tomar las medidas necesarias para asegurarse que la sociedad quede satisfecha con su actuación. Certeza, seguridad y frialdad, valores infaltables en su desempeño. Con un blindaje resistente a toda clase de presiones.
Cero titubeos en el resultado de la elección presidencial.
Nueve partidos y los candidatos independientes que se inscriban y logren su registro, obligan a hacer más sencillo el manejo de la papelería electoral; encontrar la forma de que no haya confusión en la identificación de las actas de instalación, escrutinio y quejas, tampoco en su llenado.
A los funcionarios de casilla de les debe pagar ese día, una compensación decorosa, viáticos no solo para comer. Es de la mayor importancia su trabajo y es justo que se les reconozca.
Además, el organismo electoral ya no debe exponer el funcionamiento de las casillas a la improvisación, porque cada vez son más las personas que a la mera hora deciden no participar y se tiene que echar mano en ese momento de ciudadanos en fila, votantes, que voluntariamente decidan ayudar, pero que no tuvieron ninguna capacitación para participar.
Eso sí, en caso de que se les pague a los funcionarios de casilla, también deberá de establecerse una sanción para el que incumpla. Hay naciones donde el ausentismo de un presidente de casilla se castiga hasta con 60 mil pesos.
Pareciera que se trata de minucias y que no se requiere hacer ajustes. Por si alguien lo quiere ver de esa forma, no debe olvidar que los grandes boquetes empiezan con una minúscula fisura.
Chispas electorales del 2018
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