Seguro que cada vez que revisas la lista de quienes aspiran a competir por la presidencia de la República en el 2018, ninguno termina por convencerte de ser el mejor, porque hasta ahora el expediente de cada uno está más plagado de desaciertos que aciertos.
Los panistas creen que la sociedad ha olvidado que desperdiciaron 12 años en el gobierno; primero con Vicente Fox y luego con Felipe Calderón. Ninguno acabó con la pobreza ni con la corrupción. Tampoco con la impunidad ni la inseguridad. Por el contrario, todos estos males se conservaron o se multiplicaron. Hay hasta un monumento que sectores de la sociedad ven como un testimonio de la corrupción, edificado sobre el Paseo de la Reforma, como para no olvidar lo que hicieron los azules.
A pesar de esa historia, después de las elecciones del pasado 5 de junio en que conquistaron estados como Veracruz, Quintana Roo, Chihuahua y Tamaulipas, además de Durango, Aguascalientes y Puebla, andan con un viento triunfalista que suponen que ya nadie los frena.
La señora Calderón, Margarita Zavala, quien en el arranque de sus aspiraciones presidenciales coqueteó con una candidatura independiente, ante los resultados electorales, optó por ajustarse la camiseta blanquiazul. Evita mirar hacia atrás para no convertirse en estatua de sal, como le sucedió a la mujer de Lot cuando salía con su familia de Sodoma, según el relato bíblico.
Ricardo Anaya ha reforzado su imagen como dirigente y presidenciable. El debate que en televisión le ganó a Manlio Fabio Beltrones, lo hizo repuntar dentro y fuera de Acción Nacional. Nada más que su bandera contra la corrupción no la ha podido izar como quisiera por la estela que han dejado gobiernos de su partido, a niveles delegacional, municipal, estatal y federal.
Rafael Moreno Valle está convertido en político rentable para los medios de comunicación. Su imagen se difunde en revistas, diarios, en radio y en televisión. Quizás es la autopromoción más cara entre quienes suspiran por el 2018.
En el PRD están anotados Graco Ramírez, Silvano Aureoles y Miguel Ángel Mancera. El tercero es el más conocido por gobernar la Ciudad de México pero no es militante perredista ni quiere serlo. Además, su administración no ha conseguido igualar y mucho menos superar a sus antecesores. Lo peor es que a veces el gobernante supone que la sociedad no lo percibe. Graco y Silvano todavía tienen demasiados pendientes en Morelos y Michoacán.
Por lo que hace a los priístas, se han desgastado y exhibido cada uno de los más citados. Desde que empezó el actual gobierno se ubicó a Luis Videgaray como la propuesta del grupo mexiquense y se mantiene contra viento y marea. Lo pueden imponer como candidato pero sin ninguna garantía para lograr ganar la elección presidencial. Es evidente que los mexiquenses no van a nominar a un hidalguense ni a un sonorense.
Morena es el partido que prácticamente ya tiene candidato oficial y su abanderado es otro de los que supone que la sociedad es desmemoriada. Ya fue gobernante en la Ciudad de México y se quedó lejos de terminar con la corrupción e inseguridad que todavía se sufre.
Hasta ahora no hay nadie que infunda esperanza y ojalá en el 2018 la sociedad no tenga que decidir por el menos malo.
¿Quién para el 2018?
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