El INE y la civilidad

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En mi trayectoria profesional he sido testigo de diversas elecciones, federales y estatales. Hice cobertura con la representación del periódico El Universal.
También tuve asignados por el mismo diario el Instituto Federal Electoral (IFE), ahora Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

[caption id="attachment_3145" align="alignright" width="300"] Aspectos Generales[/caption]

No solo fui y estuve el mero día de las elecciones, sino antes para evaluar las campañas y después hasta los resultados oficiales, hasta que la autoridad diera un ganador.

Vi ganar al PAN en Baja California y Chihuahua, al PRD en Tlaxcala y al PRI en diferentes entidades. Recuerdo que en el 2003 en Campeche se daba por hecho un triunfo fácil del priísta Jorge Carlos Hurtado. Cuando recibí el encargo de ir, no lo expresé al jefe de información pero estaba inconforme con acudir a un lugar con ese vaticinio electoral, prefería los procesos cerrados, los competidos, porque obviamente tenían la atención principal de los medios y ganada la primera plana de los diarios. Sorpresa, la diferencia en cifras fue mínima, hubo recuento de casillas y estuve en la entidad sureña más de dos meses. El proceso más peleado de ese año que finalmente ganó el PRI.

Años atrás, en 1992, estuve en Chihuahua, por órdenes del periódico cubrí varias etapas, antes de las elecciones, de la campaña del priísta Jesús Macías Delgado. Tampoco me entusiasmó esa cobertura, porque la instrucción era informar solo lo que hacía este candidato. Supuse que había sido firmado un convenio informativo e incluso que alguien del equipo del priísta había solicitado que fuera yo quien cubriera las actividades.

A los actos que asistí, los escenarios estaban llenos, había porras, matracas, mantas, saludos de la gente al candidato. Narraba lo que veía, aunque mi percepción era otra. Advertía que el entusiasmo era fingido, simulación organizada, pagada.

A pesar de únicamente informar lo que hacía el priísta, recibía noticias todos los días del éxito de las concentraciones del panista Francisco Barrio Terrazas. Concluía que Macías no sería el ganador, por el contraste entre los asistentes a los mítines de uno y otro.

Me concreté a mi labor de reportero, el análisis y las opiniones que tenía de la competencia, se quedaban conmigo, no las compartía. En Chihuahua estaba para informar de los actos del priísta, con él que nunca busqué ni tuve cercanía, cada quien en lo suyo.

La elección la ganó Francisco Barrio Terrazas.

Meses después volví a toparme con Jesús Macías en la Ciudad de México. Entonces sí le hice saber la percepción que tenía de su campaña. “¿Y por qué no me lo comentaste?”, preguntó. Respondí que no era su consejero y que él tenía sus asesores para evaluar la campaña, pero sobre todo que yo estuve ahí solo como reportero de El Universal.

La civilidad ha prevalecido en la mayoría de los procesos a los que les he dado cobertura.

Sin embargo, por más modificaciones a la ley y firmas de pactos de civilidad, la denigración entre los partidos ha crecido. Sería ideal que el INE encontrara la fórmula para recobrar el respeto en la competencia, porque el encono divide sociedades y hiere la democracia.

Arturo Zárate Vite

 

 

Maestro en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Titulado con mención honorífica.

Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal.

Más de cuatro décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político.

Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio.

Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.