El voto está deprimido, confundido, desencantado, todavía no tiene claro cuál de los aspirantes a la presidencia de la República es el mejor para México. En otros tiempos, a estas alturas, el ciudadan@ ya había decidido que nombre marcar en la boleta electoral. Esta vez no. Esperará hasta el último momento. Le tomará más tiempo la evaluación. Requiere más elementos y conocimiento de cada uno de los participantes. Ansía la verdad, no más ofrecimientos incumplibles ni historias de héroes inexistentes.
No hay candidatos perfectos. Todos con aciertos y desaciertos, virtudes y defectos. Son humanos. Ninguno puede presumir que va a terminar con los problemas nacionales una vez instalado en la residencia oficial de Los Pinos. No hay sorpresas entre los aspirantes. Personajes conocidos, con historia, con experiencia de gobierno. Los hechos hablan por cada uno.
Decir que hasta este momento prevalece la indecisión, de ninguna manera significa desconocimiento de la sociedad. Por supuesto que sabe de su pasado y presente. Por eso la duda. Los tres debates programados, pueden ayudar a identificar a la mejor carta para el país. También lo que hagan u ofrezcan en los siguientes seis meses, haría la diferencia.
Orientaciones de articulistas, columnistas, analistas, críticos, spots musicales, dominio de idiomas, encuestas, imputaciones infundadas o ciertas, en poco o nada cambian la percepción. Es la misma película. Los protagonistas son los mismos o vienen de la misma escuela. Quienes leen periódicos, revisan portales, consultan redes sociales, escuchan noticias o ven informativos en televisión, concluyen que prácticas y discursos no han cambiado, yo soy el bueno y el de enfrente representa todo lo malo. Van a los extremos.
En estos tiempos no es posible ocultar intereses que representan los involucrados en el proceso, todos. En un sentido o en otro, a favor o en contra, la historia se repite. Los que apoyan al gobierno están identificados y los que hablan para reprobarlo, también. En estas condiciones, es muy difícil que alguno sea referencia para tomar una decisión sobre el voto.
Por supuesto que lo ideal es votar por el que va a mejorar la calidad de vida de la población, por el que va a mejorar la seguridad, por el que va a mejorar la economía, combatir la corrupción y la impunidad. No es fácil ubicar al que lo puede hacer. Hay demasiada información que confunde.
La pregunta que va y viene, sin encontrar respuesta inmediata: ¿Por quién votar en las próximas elecciones?
Ojala que los meses que faltan para el día de la elección presidencial sean suficientes para que no te equivoques y votes por el más razonable. Está claro que nadie nos puede llevar a un paraíso.
Voto confundido
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