María Aura con un lenguaje punzante para ridiculizar la actuación de los políticos en el mundo y Juan Velázquez con una mímica de movimientos finos para subrayar los vicios del poder que azotan a la sociedad, hacen que la obra El año de Ricardo sea impecable sobre el escenario del Foro Shakespeare en la colonia Condesa de la ciudad de México.
Ninguna equivocación, ni de ella con su ráfaga de palabras que pronuncia con limpieza, ni de él al acomodar o quitar el mobiliario escenográfico o expresar su marcialidad.
Aura en el papel de Ricardo es la única que habla. Velázquez quien interpreta a Catesby, el fiel asistente, carece de lengua pero es tal el acoplamiento, el discurso de uno y el silencio del otro, que te imaginas su diálogo. Su entendimiento escénico alcanza el brillo de los famosos cristales Swarovski.
Le dan vida a la historia de un empresario que se convierte en dictador, cínico y criminal, capaz de matar a su hermano y retratarse al lado de figuras mundiales del momento, políticas y religiosas.
Muestra la crudeza de la política, de lo que se hace y se omite para mantenerse en el poder.
Es obra de la española Angélica Liddell y en México está dirigida por Alonso Barrera.
Para su presentación no pudieron haber escogido mejor fecha, justo cuando la nación se percibe agitada.
Su contenido invita a la reflexión.
Cuando ha caído el telón y el director toma la palabra ante un teatro lleno, en el reestreno de El año de Ricardo, no desperdicia la oportunidad de una reflexión breve sobre la situación que se vive en el país y la necesidad de hacer algo para recomponerla.
Nada más que no dijo cómo, se quedó en invitar a reflexionar. Lo mismo que el contenido de la obra, llama a la reflexión.
María Aura, desde que abre la boca para protagonizar a Ricardo, atrapa al público y ya no lo suelta, lo lleva de la mano para mirar el ascenso del dictador, su despotismo y sus tropiezos, los abusos desmedidos y la perversidad. Se viste con la pulcritud que caracteriza a los poderosos que tienen manchadas las manos de sangre.
Juan Velázquez Blanco en los zapatos de Catesby, con una cara maquillada de blanco y guantes blancos para cubrir sus manos, con un traje que delinea su fornida figura, actúa como el asistente ideal del dictador, servil y leal. Incapaz de decir una palabra en contra de su jefe, porque no tiene lengua.
El trabajo de Aura y Velázquez es de primera, el público sale complacido del resultado de su desempeño. Ella apoyada en su experiencia en cine, teatro y televisión. ¿Quién no la recuerda en la película Y tu mamá también de Alfonso Cuarón. Él con más de 15 años de experiencia en la actuación, egresado de la facultad de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro.
Binomio de éxito con El año de Ricardo.
María Aura vestida de Ricardo
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