Tatiana Clouthier y la familia

Poder legislativo
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Tatiana Clouthier ha dado muestras de que es hija del “Maquío”, que camina en la política con la energía e ímpetu de su padre, que no le da vueltas a los temas y llama a las cosas por su nombre.
Como periodista, conocí a su padre. Lo vi y escuché en diversas actividades. Era echado para adelante. Lo recuerdo en su huelga de hambre, instalado en su tienda de campaña cerca del Ángel de la Independencia. Hombre de familia, numerosa. Gente de palabra.
Político de frases. Tatuó en la historia la expresión: “Esto ya no lo para nadie”, en relación con la inercia de su lucha a favor de la democracia. Lo único que a él lo detuvo fue el accidente carretero que le quitó la vida. También recuerdo la frase en uno de sus discursos sobre como sería su personalidad en caso de ganar las elecciones en 1988 y tomar posesión como presidente de la República: “nunca más volverá a ser un Dios”.
Evidentemente a él le parecía que quienes hasta entonces habían gobernado lo hacían como si fueran una imagen divina, sin contrapesos, con poderes irrebatibles e irrefrenables.
Tatiana tuvo seguramente al que considera su mejor maestro en la política: su padre. Por eso no debe sorprender que haya renunciado al PAN cuando observó que se había desviado de los ideales que le dieron origen. Tampoco que haya decidido sumarse a la campaña y candidatura de Andrés Manuel López Obrador. Mucho menos al aceptar ser la coordinadora de la campaña de la alianza de partidos que ganó la elección presidencial.
Hay que recordar que su padre, personaje de una pieza, no dudó en caminar del brazo del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y de la misma Rosario Ibarra de Piedra, políticos de izquierda, cuando se trató de reclamar el comportamiento de la autoridad electoral en 1988.
Por eso tampoco debe sorprender la declaración de Tatiana que cuestionó el nombramiento de Manuel Bartlett en la dirección de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Hija de tigre...
Ahora su decisión de renunciar a la invitación de López Obrador para ocupar la subsecretaría de Participación Ciudadana, Democracia Participativa y Organizaciones Civiles en la Secretaría de Gobernación. Está muy lejos de ser la fractura del próximo nuevo gobierno. Declinó porque para ella, en este momento, es de la mayor importancia estar cerca de su familia, de su esposo, e hijos en etapa de crecimiento. Y como subsecretaria de la Segob, no iba a tener tiempo ni de tomarse un respiro. No olviden que para su padre, también estaba por delante la familia.
Nació en Sinaloa, ha hecho su vida en Nuevo León. Laboralmente, se concretará a la diputación federal. Tomen en cuenta que el poder legislativo no sesiona todo el año. Tiene períodos específicos.
Sin embargo, para cuando se cumplan los tiempos políticos, Tatiana estará en la lista para competir por la candidatura a la gubernatura de Nuevo León. Así que, como ella misma ha dicho, no hay que hacer novelas de las decisiones tomadas.

Arturo Zárate Vite

 

 

Maestro en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Titulado con mención honorífica.

Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal.

Más de cuatro décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político.

Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio.

Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.