La estrella de Porfirio Muñoz Ledo ya no brilla como en sus mejores tiempos, como cuando despuntaba como presidente del PRI, como parte de la Corriente Democrática al lado de Cuauhtémoc Cárdenas e Ifigenia Martínez o como dirigente nacional del PRD.
Tampoco se puede dejar de mencionar su paso por las secretarías del Trabajo y de Educación Pública, ni su trayectoria como diplomático y mucho menos como legislador, senador y diputado. Tampoco su aspiración fallida a gobernar Guanajuato y más atrás, por un instante, la idea de ponerse la banda tricolor como presidente de México.
Personaje de larga historia, con bajas y altas, incomparable. Por méritos propios alcanzaría el nivel de estadista.
La estrella que ya no brilla en toda su intensidad, le alcanza para competir por la presidencia de un tercer partido político, de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Tampoco está opaca y lejos de entrar a la oscuridad, ilumina lo suficiente para llamar la atención de sus compañeros.
Suma 87 años de edad. Solo el paso de los años ha podido minar su fortaleza física, como sucede con todos. Imposible tener la vitalidad de un jovencito. El precio que nadie se salva de pagar. Sin embargo, su lucidez, ya la quisieran veinteañeros, treintañeros y cuarentones. Expone y razona como pocos en la política nacional, lo que de ninguna manera quiere decir que sea perfecto.
Estuvo al frente del PRI en los tiempos hegemónicos del partido de Estado, cuando no era preocupación democratizarlo. Incluso en esa etapa el priísmo canjeó una senaduría por el gobierno de Nayarit. Había perdido la elección estatal con el Popular Socialista. El líder socialista Jorge Cruickshank García aceptó a cambio seis años en el Senado.
Como presidente del PRD no consiguió armonizar las “tribus” que hay al interior del partido. Hasta la fecha, por sus pleitos y fisuras, han sido la parte débil de la organización.
Ahora suspira por la dirección de Morena, partido que ha reproducido el fenómeno perredista de las tribus, todos contra todos, al grado de que tienen que resolver su proceso de elección con una encuesta organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE).
El candidato a vencer es el diputado Mario Delgado, encaminado para que gane la encuesta y la presidencia de Morena, pero nada es hasta que es, como dice el controvertido filósofo de Güemes.
Si llegara a ganar Porfirio Muñoz Ledo, impondría récord mundial, por ser el político que ha dirigido tres partidos.
¿Impondrá récord Porfirio?
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