Sería ideal que todos los mexicanos formaran un gran equipo y que como tal llevaran a su país a escenarios para alcanzar calidad de vida y competir con el mundo comercialmente.
¿Por qué México no podría ser una nación de primer mundo? ¿Por qué México tendría que estar condenado al subdesarrollo, a vivir de lo que le dejan o le dan los grandes?
Hay ejemplos de naciones que se han levantado de las cenizas, de la nada. ¿Por qué México no podría lograrlo? Los argumentos repetidos: los vecinos del norte no lo permitirían y la supuesta cultura de los mexicanos, que no soportan el éxito de uno de los suyos y a cualquier precio lo tiran.
La capacidad existe. ¿Dónde se atora México?. Esos argumentos trillados, gastados, son eso, no corresponden a la verdad ni a la realidad. Hay muchos mexicanos triunfadores, en todos los ámbitos. Hace falta sumar inteligencias y esfuerzos, convocarlas a formar el gran equipo, sin discriminaciones, sin calificativos ni voces divisorias.
Para eso debe servir la unidad de los mexicanos, para eso se les debe convocar, para que México sea grande, respetado por propios y extraños, por las potencias y no potencias. Que sepan que México es un gran equipo. Es la convocatoria que falta, para integrar el equipo.
Nadie se va a negar a contribuir a darle a México estatus de primer mundo. Los mexicanos también podemos conseguirlo. El punto es caminar en ese sentido, en unidad y objetivos precisos.
Unidos se puede hacer frente a cualquier agresión y chantajes que buscan satisfacer intereses ajenos a los mexicanos. La convocatoria a la unidad debe tener ese nivel y ya es tiempo de que se haga, sumar y no dividir, a todos conviene el crecimiento y una mejor economía.
Por eso no es compartible el llamado de Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores; convocatoria para hacerle frente a insultos de voceros del gobierno de Bolivia.
¿Unidad para responder insultos?
¿Entonces dónde están los instrumentos diplomáticos? ¿Dónde están los instrumentos y organismos internacionales?. Hay cauces para poner a cada uno en su lugar. Es lo que procede y la diplomacia es lo que debe distinguir a la cancillería mexicana.
México tiene que cuidar sus principios y recobrar el respeto ganado con su Doctrina Estrada, en contra del intervencionismo.
La Unidad Nacional de Ebrard
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