En el tiempo que dura una boleada, diez personas, en su mayoría jóvenes, no mayores de 30 años, seis mujeres y cuatro varones, llegaron con el bolero para comprar su cigarro.
Directo hacia el costado de la silla, en donde estaban colocadas media docena de cajetillas, abiertas.
A cuatro pesos cada uno en la avenida Insurgentes de la ciudad de México.
De reojo, mientras me enteraba de las noticias del diario Metro, que el lustrador de zapatos te ofrece como lectura gratuita, vi llegar, uno tras otro a los compradores de cigarro.
Cada uno seleccionaba su cigarro preferido, pagaba, tomaba el encendedor que estaba a un lado de las cajetillas y con su estilo personal lo prendía. Algunos se agachaban para protegerlo del viento, otros le hacían casita con sus manos. Aspiraban, soltaban la primera bocanada y se marchaban.
Ninguno se veía angustiado ni sufrido de saber que fumaría un producto que según los expertos provoca cáncer. Un artículo que por peligroso para la salud se prohibió anunciarlo en los medios de comunicación.
Los impuestos que se le aplican son elevados.
Incluso las cajetillas traen leyendas, figuras y fotografías que advierten de los riesgos del tabaco.
A los que observé, era evidente que lo disfrutaban, había satisfacción en el rostro, relajación. Parecía que les era tan placentero y delicioso como puede ser el mejor postre de la ciudad capital.
Eso que repiten las autoridades de salud de que es una amenaza para la vida, los tiene sin cuidado.
Hice cuentas con el bolero.
Una boleada, 20 pesos; y por 10 cigarros en ese lapso, 40 pesos.
-Ganas más con la venta de cigarros –le dije.
-¡No! Si fuera así me dedicaría únicamente a vender cigarros, saco más con las boleadas –contestó de inmediato.
Perdí la concentración con la lectura por el desfile de fumadores. No era para menos, saber todo lo que hacen las autoridades para desalentar el consumo del cigarro y lo que vi en el tiempo que duró la boleada fue la confirmación de que esto sigue siendo negocio para las tabacaleras.
Valor invertido, se supone que este segmento de la sociedad debe dejar de fumar al saber el daño que provoca, pero hace lo contrario.
¿Hará falta multiplicar las campañas de salud, incrementarle más los impuestos o de plano darse por vencido por que se trata de una adicción preponderante?
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el tabaquismo mata casi seis millones de personas al año y de ese total 600 mil son no fumadores que mueren por respirar humo ajeno.
México cuenta con 17 millones de fumadores y se estima que por enfermedades relacionadas con el tabaquismo mueren 44 mil al año.
El próximo 31 de mayo se conmemora el Día Mundial Sin Tabaco.
El cigarro y la boleada
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