La mejor evidencia de que tener un partido es visto como un negocio son las 50 solicitudes de organizaciones ciudadanas que recibió el IFE.
Medio centenar suspira por vivir del subsidio con el pretexto de convertirse en una auténtica opción política para la sociedad.
No existe otro tiempo en el que se hayan registrado tal número de solicitudes. La principal explicación, sin duda, es la obtención de recursos millonarios. Una actividad rentable y lucrativa.
Para alcanzar el registro como partido se requieren 223 mil 88 afiliados, no menos, según el artículo 24 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe).
Además de celebrar 20 asambleas estatales con por lo menos tres mil asistentes en cada una o 200 asambleas distritales con 300 participantes en cada una de las reuniones, todas bajo la vigilancia de un representante del organismo electoral federal.
El IFE tendrá que asegurarse de que se cumpla puntualmente con lo que establece el código.
Centrar la atención en el origen y destino de los recursos que utilicen las organizaciones para tratar de lograr su propósito. Más vale que los funcionarios del instituto abran los ojos para que nos les vayan a meter un gol y el día de mañana se descubra la existencia de un partido financiado con dinero de procedencia oscura o ilícita.
“La organización interesada deberá informar mensualmente al propio instituto del origen y destino de los recursos que obtenga para el desarrollo de sus actividades tendentes a la obtención del registro legal…”, señala el artículo 28 de Cofipe.
Por el bien de México y la competencia política es recomendable que las autoridades no se conformen con sólo recibir ese informe.
La realidad nacional, el incremento de la delincuencia, obliga a tomar medidas preventivas y de supervisión minuciosa.
El riesgo de un "gol" al IFE
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