Lo habían mandado a competir a un estado donde hasta la fecha el PRD no es una opción.
Sin embargo, el semblante de Jesús Zambrano era apacible, tranquilo, sin bajar la guardia ni asomar desánimo a pesar de saber de la escasa presencia perredista a nivel estatal.
De los 72 municipios de Sonora su partido solo gobierna uno y el nombre del municipio gobernado pareciera describir su realidad política: San Ignacio Río Muerto, de aproximadamente 15 mil habitantes.
Candidato a gobernador en 1997.
Lo encontré en Hermosillo, la capital y la ciudad más importante del estado. Caía la tarde. La verdad, no sabía que era el candidato a gobernador y por eso la primera pregunta, después de saludarlo, qué hacía en el parque. Estaba solo.
Hablaba en su calidad de candidato, sin perturbarse ni incomodarse por la falta de seguidores: “en un rato más vamos a tener un acto de campaña”. Pasó una hora y nadie llegó.
Zambrano es un político que ha demostrado que no lo arredran los desafíos por muy adversos o riesgosos que se vean. Ahí estaba compitiendo en Sonora donde siempre ha predominado el bipartidismo del PAN y PRI.
Se ha jugado la vida siendo guerrillero. Perteneció a la Liga Comunista 23 de septiembre. Le costó un balazo en la cabeza que cerca estuvo de acabar con su existencia. También fue encarcelado.
Después de retirarse del camino bélico, como militante perredista logró ser diputado federal plurinominal. Ha trabajado en los gobiernos de Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador en el Distritito Federal. Ha sido procurador social, delegado y asesor.
Hoy es el dirigente nacional del PRD y como tal firmó el Pacto por México, junto con el PRI y el PAN y ante el presidente Enrique Peña Nieto. Seguro que lo hizo consciente de que su partido no puede ni debe seguir al margen de los acuerdos y acciones que demanda el país.
Dolores Padierna y René Bejarano, sobre todo, lo reprobaron. Le reprochan que no esperara las deliberaciones y conclusiones de los órganos internos de su partido. Bueno, llegaron a decir que esa firma fue a título personal.
El tiempo demostrará de qué lado está la razón.
Zambrano, ya se vio en su pasado, no es de los que se arrugan o se echan para atrás.
Lo que la sociedad quiere son acuerdos, soluciones, no personajes complicados y enmarañados en su ortodoxia.
Los desafíos de Jesús Zambrano
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