En el Palacio Postal de la Ciudad de México hay un tesoro enterrado, con monedas de oro.
Antes de indicar exactamente donde está, para que vayas a localizarlo, hay que decir que el inmueble ubicado en la esquina de Eje Central Lázaro Cárdenas y la calle de Tacuba, en el Centro Histórico, deja con la boca abierta a cualquiera. Más si puedes mirarlo no solo por fuera, sino también por dentro y recorrer sus cuatro niveles, subir a sus elevadores.
¿Y sabes cuánto cuesta hacer un recorrido completo?
Es gratis.
Nada más tienes que ir el último miércoles de cada mes, a las seis de la tarde, formarte con oportunidad, con anticipación, para poder ingresar y recibir información del guía.
Majestuoso por su eclecticismo arquitectónico, una mezcla de diversos estilos, domina el español plateresco.
Lo inauguró Porfirio Díaz, a principios del siglo XIX.
El diseño fue del arquitecto italiano Adamo Boari. El constructor el ingeniero queretano Gonzalo Garita.
Del Palacio Postal se pueden escribir infinidad de páginas.
Suponía, equivocadamente, que estaba en decadencia y en riesgo de extinción el servicio postal, pero no, goza de cabal salud. Es cierto que cada vez son menos los que escriben cartas. Práctica que se ha ido perdiendo ante la rapidez del Internet para comunicarse.
Sin embargo, se ha multiplicado el servicio de paquetería, porque el paquete, lo que compras, es imposible que te lo manden por la carretera electrónica. Alguien tiene que llevarlo a tu casa.
Además, el servicio postal mexicano, distribuye publicaciones de todo tipo.
En promedio, más de un millón y medio de servicios postales al día.
¿Y dónde está el tesoro?
Seguramente mucha gente ha pasado al lado del tesoro sin saber que ahí está enterrado.
Hay una marca visible en el sitio, una fecha: 14 de septiembre de 1902. La fecha se puede ver en la entrada que tiene el Palacio Postal del lado de la calle de Tacuba, en la piedra que toca el piso.
Fue la primera piedra que se colocó en 1902 para empezar a construir el Palacio Postal.
Ahí está enterrada una caja de metal.
Era costumbre de la época enterrar en edificios emblemáticos lo que hoy podría llamarse “cápsula del tiempo”.
Se enterró con el propósito de sacarla y abrirla en cien años.
Imposible hacerlo porque el Palacio Postal fue declarado en 1987 monumento artístico de México, antes de llegar a los cien años en el 2002.
Por lo tanto, la piedra ya no se puede mover y mucho menos sacar la caja.
¿Qué contiene?
El acta o permiso de construcción, fotografías que reproducen el proyecto del edificio, periódicos de la época, monedas de oro de 20 pesos y centavos de cobre.
Es el tesoro enterrado del Palacio Postal.
El Tesoro del Palacio Postal
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