Trump y las encuestas

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Las encuestas volvieron a fallar. Daban prácticamente por hecho el triunfo de Hillary Clinton  y el triunfador fue el republicano Donald Trump. La excusas sobran para tratar de justificar el desacierto.encuestas

En este caso el desatino fue de las encuestadoras de los Estados Unidos, no hay nada que imputarle a las mexicanas.

Se llegó al extremo de argumentar que no hubo ninguna falla, porque al final la que obtuvo más votos directos fue Clinton, pero que no ganó por el mecanismo de representación por estados (unos valen más votos que otros) que tienen los norteamericanos.

Por cierto, no es la primera vez que les ocurre, también sucedió lo mismo con Al Gore, quien obtuvo más votos directos que George Bush. Curioso, a pesar del antecedente, ni republicanos ni demócratas han planteado la necesidad de reformar sus reglas electorales.

De hecho, a la vista de todos, hay estados donde los votos valen más que en otros estados. ¿Se imaginan que así fuera en México? Seguro que más de un candidato de los que se dicen de izquierda ya se hubiera crucificado o cortado las venas en el Zócalo de la Ciudad de México, inconforme con la inequidad del sufragio. Protestaría por la diferencia en el valor de los votos. Habría votos de primera y de segunda. Y por supuesto, el quejoso tendría razón. Sin embargo, hasta ahora, para los estadounidenses, es un tema que los tiene sin cuidado, no les preocupa ni les molesta. Están conformes con su singular método.

Es un procedimiento que por supuesto es del pleno conocimiento de las encuestadoras. Por lo tanto, no se vale que aleguen que le dieron en sus estimaciones el triunfo a Clinton, sin considerar la variable del valor electoral que tiene cada estado.

Tampoco se vale que argumenten población indecisa. Como advertían que había un segmento que no daba color sobre el sentido de su voto, era mayor el riesgo de equivocarse.

Otra falacia, para justificarse, es que la gente les mintió al responder preguntas y por eso no hubo acierto.

Es decir, desde su punto de vista, las encuestadoras no se equivocan.

La realidad choca con sus apreciaciones y prefieren no acordarse de su margen de error, desbordado por las imprecisiones. Optan, como en México, darle vuelta a la página y esperar la siguiente competencia electoral, al fin que los candidatos son felices con ver encuestas a su favor, aunque sean cifras ficción.

Y esta vez, hasta los analistas, influenciados por las mismas encuestas, cayeron en el error.

Los desatinos se pueden corregir con mejorar el procedimiento para realizar las encuestas, nada más que tengo la impresión de que las encuestadoras, por razones económicas derivadas de los intereses de sus clientes, candidatos y candidatas, van a seguir con la misma fórmula, es más lucrativa.

Arturo Zárate Vite

 

 

Maestro en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Titulado con mención honorífica.

Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal.

Más de cuatro décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político.

Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio.

Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.