¿Se van o se quedan los OPLES?

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La sigla OPLE no es del dominio común, los ciudadanos en general se quedan con la cara de ¿What? cuando alguien les pregunta o comenta algo al respecto. No atrae ni despierta interés. Se trata del Organismo Público Local Electoral que existe en cada uno de los estados en México.
Organizan las elecciones en las entidades del país y de ahí su importancia, su trascendencia para la sociedad. Ahora se habla de eliminar estos organismos, con el pretexto de que responden a intereses de gobernadores, y dejarle todo el trabajo al Instituto Nacional Electoral (INE)

La verdad, a las autoridades locales electorales, desde siempre, con razón o sin razón, las han acusado de servir al gobernador en turno. No es ninguna novedad y la imputación parte de los derrotados. Con el tiempo se ha ajustado su estructura y dejado al INE la elección de los consejeros locales, y en su caso, cuando incurren en alguna falta, removerlos.

De cualquier manera, persiste la maledicencia. Es cómodo acusarlos de parcialidad y hasta de incompetentes para los que no se ven favorecidos por el voto ciudadano. Los mismos que los critican, cuando ganan, guardan silencio. Curioso e incongruente, porque se trata de la misma autoridad.

Por experiencia, porque he cubierto diferentes procesos electorales, desde hace más de 30 años, me consta que al final es el voto lo que determina quien gana y quien pierde.

Los que en ocasiones tratan de alterar el orden del proceso, no son las autoridades electorales, sino quienes simpatizan o militan con algún partido político, para después, ese es el propósito, cacarear que hubo irregularidades. Claro, cuando el resultado no les favorece.

Entonces, también habría que fijar la mirada en los partidos, ver de qué manera se comportan y contribuyen a la limpieza e imparcialidad e las elecciones, valorar también, en ese sentido, la actuación de los candidatos.

¿Deben o no desaparecer los OPLES?

La respuesta es no, porque se ha podido evidenciar que el INE no lo puede hacer todo y menos cuando están limitados sus recursos por la austeridad. Son autoridades, la nacional y las locales, que se complementan. Cada una cumple su papel en la organización y operación del proceso. Los estados tienen sus particularidades; número de habitantes, número de municipios, costumbres, zonas conflictivas, orografía, diferentes.

Por eso, el organismo local es necesario, porque conoce el terreno, las características de la entidad con detalle, lo que humanamente es imposible para una institución que tiene su base principal en la Ciudad de México.

En lugar de pensar en desaparecerlos, lo recomendable sería perfeccionarlos, aprovechar el avance que ya existe; blindarlos de las presiones y cuestionamientos de los propios partidos, para garantizar la imparcialidad.

Otra prueba de que funcionan, es la alternancia que hay en estados, porque no siempre gana el partido del gobernador.

 

Arturo Zárate Vite

 

 

Maestro en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Titulado con mención honorífica.

Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal.

Más de cuatro décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político.

Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio.

Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.