Acaba de cumplirse el 110 aniversario del natalicio de la actriz María Félix (nació 8 de abril de 1914). Mujer poderosa, en todos los ámbitos. Por supuesto que el político no fue la excepción. Reconocida por sus conexiones y amistades en Francia, influyó para que el transporte colectivo Metro llegara a la Ciudad de México. También, cuando se atrevió a decir que el Centro Histórico de la CDMX olía a orines, detonó su rescate y reconstrucción. Motivó y consiguió la participación coordinada de autoridades y empresarios. Ha sido inmortalizada por compositores: Primero, Agustín Lara con “María Bonita”, pieza exitosa que le ha dado la vuelta al mundo. Después, Juan Gabriel estrenó y cantó “María de Todas las Marías” ante la misma actriz, en el programa “Siempre en Domingo”, en el canal de las estrellas de Televisa, conducido por Raúl Velazco. El Divo de Juárez se atrevió a compararla con la Virgen María. La composición no tuvo el resultado esperado. En tercer lugar, en este mes, el joven músico mexicano Alonso J. Burgos, de apenas 30 años de edad, estrenó “Mexicana del Mundo: Retrato Sinfónico de María Félix”. Sinfonía que dura aproximadamente 15 minutos, en tres tiempos: “La Doña”, las “batallas de María” y “la intimidad ante el espejo”. Alonso, por su corta edad, no conoció personalmente a la actriz; sin embargo, ha estudiado toda su obra y vida. Anhela que su sinfonía se escuche en el mundo con el nombre de la inmortal María Félix. María Félix era respetada, admirada y temida. En enero de 2020 recibió la máxima condecoración que puede otorgar el gobierno francés a un civil, “Legión de Honor, Grado de Oficial”, por su labor realizada para estrechar la relación y amistad con México. Nada más que recibió la medalla sin haber solicitado el permiso de la Cámara de Diputados, como entonces exigía la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. La misma ley suprema establecía que en caso de no solicitar el permiso respectivo, el infractor o infractora sería sancionada con la pérdida de la ciudadanía. El diputado Jorge Moreno Collado, quien presidía la Comisión de Gobernación, hizo notar la falta cometida por la actriz. María Félix mandó a su prestigiado abogado constitucionalista, Ignacio Burgoa Orihuela, a declarar en medios que el diputado era ignorante, que no conocía la ley y que su defendida había cumplido con los requisitos. Finalmente, a regañadientes y a destiempo, María realizó el trámite que le había sido reclamado. El diputado Jorge Moreno Collado, aun cuando siempre tuvo la razón, se asustó por la reacción de “La Doña”. Años después, el diputado relató el epílogo de la historia. Con el fin de congraciarse con ella, una vez que se desahogó el trámite legislativo, le envió con su asistente, carta de sentida disculpa. La carta la recibió en propia mano, la leyó de inmediato ante el enviado y le soltó un rosario de insultos dirigidos al legislador, incluida la mentada de madre, por la contrariedad causada a su vida. El asistente se encargó de transmitirle el mensaje a su jefe diputado. Sin duda, “La Doña” era poderosa. Para alcanzar sus metas no tenía límites y seguramente, si viviera, estaría feliz de saber que una mujer va a llegar a la presidencia de México.
El papel de comparsa por muchos años lo hicieron las mujeres que compitieron por la presidencia de la República. Nadie les daba posibilidades de ganar, ni siquiera a Josefina Vázquez Mota quien participó cuando su partido Acción Nacional estaba en el poder. Su actuación siempre fue secundaria, algunas veces señaladas de que eran utilizadas para restarle votos a uno de los contendientes o para dar la imagen de apertura hacia las mujeres. Hoy es distinto, la comparsa es varón, las protagonistas son Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez. Entre ellas está la próxima presidenta de México. Representan a las principales fuerzas políticas del país, aunque dichas organizaciones, en menor o mayor grado, traen desgaste de su pasado, convertido en lastre para sus aspiraciones. El hombre no tiene ninguna posibilidad de ganar la elección presidencial. Muy lejos de ser el mejor candidato de su partido. Entró de emergente, no estaba en los “grandes” planes de Movimiento Ciudadano. Los nombres de Marcelo Ebrard, Luis Donaldo Colosio, Enrique Alfaro y Samuel García se quedaron en el camino. Marcelo coqueteó y animó esa opción como estrategia personal, aunque de antemano era sabido que en su ánimo tenía más peso su relación y amistad con el presidente Andrés Manuel López Obrador, así que por ningún motivo lo iba a traicionar o cambiar de camiseta. Luis Donaldo Colosio Riojas se convenció de que no era su momento, de que le falta experiencia. En la primera oportunidad declinó y se apuntó para el 2030. No creyó que su apellido era suficiente para convertirse en candidato a la presidencia. El gobernador de Jalisco Enrique Alfaro también se desmarcó. Prefirió quedarse a terminar su periodo y ayudar a que su partido conserve el poder en su estado, uno de los dos bastiones con que cuenta MC. Ante los descartes, levantó la mano el gobernador de Nuevo León Samuel García, quien al principio se replegó. Cuando decidió participar, los adversarios en su estado ya le tenían la trampa para investigar su administración a través del mandatario sustituto. Resolvió de inmediato que lo mejor era no dejar el cargo y dio marcha atrás a la solicitud de licencia. De esa manera se le acabaron las cartas al dirigente nacional Dante Delgado. Pensó en que él podía ser candidato. Presumió que sus encuestas lo ubicaban entre los primeros lugares. Encuestas que nunca dio a conocer y mucho menos dio el nombre de la empresa que las hizo. No le quedó más remedio que improvisar. Sus cacareos de que tendría el mejor programa de gobierno y el mejor candidato se esfumaron como el humo del cigarro, en el aire. Ni plan de gobierno maravilloso ni candidato exitoso. Nominó al diputado Jorge Álvarez Máynez. Su principal cargo en el servicio público ha sido el de legislador federal. Fue coordinador del grupo parlamentario. Demostró poca pericia para lograr que a su partido se le respetara el lugar al que tenía derecho en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.
En vez de concentrarse en propuestas sobre los principales problemas del país, la campaña se distorsionó a partir de su “destape” en un brindis cervecero con su compadre Samuel García.
Después por la asistencia a estadios deportivos, spots con gritos de “goool”, anuncios de sorpresas que nunca llegan y comentarios fuera de lugar.
Y por si algo faltara, para confirmar su papel de comparsa, en el primer debate Claudia Sheinbaum lo ignoró y Xóchitl Gálvez solo lo aludió en dos ocasiones.
El senador Emilio Álvarez Icaza Longoria es especialista en la defensa de los derechos humanos. Secretario de la Comisión de Derechos Humanos del Senado mexicano. Ha sido secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (ahora Ciudad de México). Su trayectoria, ampliamente conocida. En la actualidad el mexicano que más se distingue en esta lucha, cuidadoso de su trabajo, con cientos de casos investigados en su historial, así que impensable que a estas alturas y con esa experiencia pudiera ser sorprendido. Por supuesto que para nada de un día para otro decidió que llevaría el caso de este periodista al pleno del Senado. Nunca antes habíamos cruzado palabra. Hugo Morales, su asesor de prensa, se encargó de avisarle del interés de contactarlo. Cuando se concretó la cita, escuchó las adversidades y pesadumbres del periodista. Recibió documentación del expediente, que revisaría con posterioridad. En ningún momento anticipó juicio alguno, nada más escuchó y tomó nota del relato. Semanas después requirió más información documental. Transcurrió más de un mes sin que hubiera respuesta. Quedaba claro que no solo analizaría el expediente, sino que haría sus propias indagaciones, como seguramente lo hizo cuando se desempeñó como Ombudsman en la CDMX, en diferentes casos, temas diversos y con distinto grado de complicación, unos más delicados que otros. Misión que no ha dejado de realizar como legislador. Para nadie es secreto que cualquiera que vea afectados sus derechos humanos, encontrará la puerta abierta de la oficina del senador. Dos meses después, concluyó que atendería el caso del periodista. Ofreció dos caminos, organizar conferencia de prensa o tratar el asunto en la sesión plenaria del Senado. Optamos por la segunda opción, aunque el senador temió que el periodista pudiera ser revictimizado, quizás pensando en que alguien pudiera cuestionar sus palabras en el pleno. Nadie objetó lo dicho por el senador Álvarez Icaza, la historia del comunicador víctima de la infamia, la injusticia, de malos juzgadores que reabrieron su caso después de dos resoluciones de inocencia y cuando ya estaba cerrado, torturado y amenazado de muerte por quienes lo torturaron, como consta en la Recomendación 27/2013 de la CNDH. El Órgano Interno del Control de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, donde se desempeñaba como vocero, nunca encontró nada que tuviera que ver con acoso ni hostigamiento sexual. Desde el pleno senatorial, la voz del senador del Grupo Plural, su llamado para que el asunto fuera revisado por la Suprema Corte de Justicia de Nación, ante la gravedad de las violaciones a los derechos humanos y la trascendencia nacional de un proceso que ya suma más de 11 años. Estas son las consideraciones que explican porqué Emilio Álvarez Icaza determinó intervenir, en aras de que se haga justicia y se desatienda a quienes creen que se puede utilizar al poder judicial para venganzas y agresiones contra el periodista y su familia. Semanas después del llamado senatorial la ministra Norma Piña firmaría el acuerdo que admitía el Recurso de Revisión interpuesto por el periodista, turnado para su estudio y resolución a la Primera Sala de la Corte.
Valga la analogía y sea dicha con todo respeto para trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad que recorren el país construyendo infraestructura para dar servicio de Internet. Como hormiguitas que van de un punto a otro en equipo, que pasan desapercibidas, sin llamar la atención ni molestar a nadie, que no pararan hasta conseguir el beneficio colectivo. Así par de electricistas, conscientes de lo que hacen, de lo que significará para la población una vez que concluya la obra. No nada más se dedican a tender la red, a colocar cables, como se les ha ordenado. Tienen claro el alcance de lo que hacen, del servicio de Internet, las redes sociales, la modernidad en la comunicación, la apertura a nuevas tecnologías. Tarea que avanza sin hacer ruido y que pareciera no es noticia, porque no es negativa, Lo negativo, lo amarillista es lo que interesa a los que viven preocupados por tener el mejor rating mediático. Si no es malo entonces no vende en los espacios informativos. Tampoco la empresa del Estado parece preocuparse por cacarear el huevo y quizás haga bien, porque todavía falta infraestructura para asegurar que el servicio de Internet llegue a todas las ciudades y rincones del país. Los trabajadores no solo cargan cables y la herramienta que se requiere para el tendido, las escaleras para subirse a los postes, para hacer las conexiones en medio de la maraña de hebras de plástico creada por empresas privadas que se dedican al negocio del Internet. Especie de queso Oaxaca, tan enredado, que solo personal especializado identifica que cable es suyo. Desorden del cableado en cada esquina, por todas partes. Para nada suenan a merolicos, que repiten lo que alguien les dijo que pregonen por donde vayan y cuando sean interrogados por curiosos o por personas que desean saber lo que hacen. Seguro que la descripción que hacemos se queda corta sobre la dimensión de lo que realmente ocurre. Alguien diría que corrimos con suerte y que nos topamos con personal calificado de la CFE. Por un momento supusimos que después de la pregunta ¿qué hacen?, vendría el desaire o la expresión cortante de que no es su trabajo dar información, porque para esto hay otros encargados. Su actitud, amigable. Con la misma naturalidad y sinceridad que hablaban de su trabajo, igual para referirse a sus condiciones remunerativas. Para nada se quejaron de que ya no tienen las extraordinarias prestaciones que durante muchos años fueron motivo de enviada de otros trabajadores. Nuevas generaciones que entienden y conocen la realidad de su país. Para ellos, no hay duda de que lo que hacen contribuirá a beneficiar a millones de mexicanos. Estos empleados de los que hablamos estaban en la Ciudad de México, ocupados en el tendido de cables. Según ellos, la empresa productiva del Estado primero llevará el Internet al Metro. ¿Se imaginan el beneficio para los millones de viajeros del transporte colectivo en la CDMX? Después, a terminar de enlazar al territorio nacional. Y lo mejor es que el servicio de Internet o los paquetes para conectarse a la red, están seguros, tendrán costo menor a cotizaciones privadas. El par trabajadores dio por descontado que las empresas que han hecho jugoso negocio con estos servicios van a pegar el grito en el cielo cuando esté lista la nueva infraestructura de su competencia.