Se ha dicho y escrito tanto sobre la Cuarta Transformación que viene, que hay expectación por saber qué va a pasar realmente. Voces a favor y en contra desde el 1 de julio cuando 30 millones de mexicanos decidieron y votaron por la propuesta de Andrés Manuel López Obrador.
Hay incertidumbre en algunos, confianza en otros. El hecho es que el mandato empieza el 1 de diciembre, no antes. Hay quienes juzgan al tabasqueño como si ya se hubiera puesto la banda tricolor en el pecho. La gente quiere resultados y será razonable darle su tiempo al nuevo gobierno. Los problemas ancestrales del país no se van a resolver de la noche a la mañana. Andrés Manuel no tiene varita mágica, solo su voluntad y perseverancia. Tres años para demostrar que la transformación va, avanza. Se ha fijado ese plazo y ha puesto sobre la mesa la propuesta para hacer efectivo la revocación del mandato, en el supuesto de que no cumpla.
La oposición hará el mismo papel, criticar todo lo que diga y haga el gobierno. No advierto que pudiera asumir una estrategia diferente ahora que la representan panistas y priístas. Lo que importará serán los hechos y estos deberán ser la prioridad de gobernantes, no entrar en un juego de dimes y diretes.
Los puntos medulares tienen que ver con seguridad, economía y combate a la corrupción. Más ingresos en las casas, mayor poder adquisitivo y mejor distribución de la riqueza nacional. Caminar, transitar por las calles, viajar en transporte público, sin temor al asalto. Realizar trámites en cualquier institución pública sin tener que pagar comisión.
Todo traducido en calidad de vida. Si la sociedad percibe esa mejoría, la siente, entonces, cualquier campaña en contra de la Cuarta Transformación o acciones para desestabilizarla, caerán en el descrédito e inoperancia. Parece increíble que haya mexicanos que busquen e intenten que los planes fracasen, en vez de ser constructivos.
Esa frase de que si le va bien a México le va bien a todos, pareciera que solo lo dicen de dientes para fuera quienes están en la oposición y cacarean buenos deseos para los que llegan al poder.
Desgraciadamente han sido mexicanos los que se afanan en meterle zancadilla a mexicanos. Defecto cíclico cultural. Contribuir al fracaso para tirarlos del poder en vez de trabajar por el bienestar anhelado para la sociedad. Los que antes criticaban, ahora van a ser gobierno y los que van a dejar de ser gobierno, ahora critican.
La diferencia esta vez es el apoyo con que llega el nuevo gobierno, como ningún otro en mucho tiempo, con la fuerza necesaria para lograr el cambio. Es la oportunidad de oro para poner por delante, de verdad, los intereses de México, por encima de ambiciones insanas.
Ascensión de López Obrador
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