Hasta ahora los medios de comunicación no han mejorado la cobertura del día de las elecciones electorales en México. Siguen el desgastado sistema de repetir lo que pregonan los partidos, sin verificar la información o asegurarse de que sean ciertos sus dichos.
Para nada es nuevo la práctica de los partidos de hacer pronunciamientos que no corresponden a la verdad y la creencia equivocada de que declararse triunfador significa ventaja o generar una imagen mediática de que las cifras les favorecen. De no ser así, estarían dadas las condiciones para denunciar fraude y poner en duda el resultado.
Con su desempeño, los medios contribuyen a esta situación. No es suficiente con argumentar que cumplen su misión de difundir lo que declaran los protagonistas, sea cierto o falso, porque entonces se pierde el objetivo de ofrecerle a sus lectores, radioescuchas o televidentes, información confiable, verídica.
Apenas cierran casillas, empiezan los triunfalistas, con sus propias cuentas que nadie se preocupa de verificar. Ni siquiera se sabe si en realidad existen. No exhiben ningún documento, ninguna gráfica, ningún estudio. Nada. Solo el dicho del que anuncia ser ganador. Hay quienes hablan que son cifras con base en datos de actas de escrutinio, que tampoco exhiben. Y cuando exhiben actas, no se ponen a la mano de los representantes de los medios. Aunque lo hicieran, no habría tiempo para revisarlas, porque en las redacciones urgen los resultados y no van a esperar a su reportero a que haga las sumas. Además, el conteo ha sido hecho por los ciudadanos, por los que actuaron como funcionarios de casillas. Conteo que ha sido impecable, en la mayoría de los casos, pero que los protagonistas de la competencia, sobre todo los que pierden, por estrategia, cuestionan.
Es el juego en el que caen los medios y parecen no darse cuenta. Lo hacen quizás amparados en su compromiso con la libertad de expresión, para no correr el riesgo de limitarla. Sin embargo, difundir mentiras no es libertad de expresión ni ayuda a la credibilidad de los medios.
Para el 2018 están programadas elecciones locales en 30 estados, además de los comicios federales en todo el país. La batalla por la presidencia de la República, por el Senado y la Cámara de Diputados. Estarán en juego más de tres mil 400 cargos. Es el reto de la cobertura para los medios.
No se sabe si tienen un equipo especial para llevar a cabo esa cobertura, al menos los más grandes o tradicionales (los modestos hacen un esfuerzo plausible con recursos limitados). No puede ni debe ser que se concreten a repetir lo que quieren los partidos o que el candidato de alguno de ellos haga “cortes informativos” cada hora la noche de las elecciones como si lo suyo fuera la verdad absoluta.
Están a tiempo los medios de planear su cobertura, para darle a la sociedad, calidad informativa, certeza.
Los Medios y el 2018
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