Golpeteo al INE

INE
Typography

Descalificar a priori al Instituto Nacional Electoral (INE) es lo más cómodo para quienes se dedican a escribir del tema; fácil hablar de cuotas de partido en la elección de consejeros y dar por hecho que cada uno de ellos va a estar a su servicio, defendiendo intereses ajenos.

Hacer esa crítica cae en un análisis ligero y sobra quienes aceptan esa valoración, porque de tanto repetirse, se admite como verdadera. El argumento trillado es que son los propios partidos, a través de sus diputados, quienes eligen a los consejeros. Por lo mismo, porque son sus autores, se pone en duda la imparcialidad y equidad de las reglas de la competencia.

A través de ese mecanismo legislativo José Woldenberg se convirtió en presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), organismo que está a punto de extinguirse. Tenemos corta memoria, pero ahí están los registros periodísticos que revelan que su etapa tampoco estuvo exenta de escándalos por diferencias entre consejeros. Sin embargo, estuvo a la altura cuando se realizó el proceso que llevó al cambio de partido en poder.

Desde entonces Woldenberg es visto con respeto y admiración. Se lo merece, cumplió con su trabajo, igual que los demás consejeros que los acompañaron en esa responsabilidad. Y la candidatura de Woldenberg a la presidencia del IFE contó con la simpatía de corrientes de izquierda. No recuerdo que alguien lo haya acusado de haber sido producto de cuota partidista o de haberse desempeñado con parcialidad al frente del instituto electoral.

También las reglas que aplicó fueron elaboradas por diputados y senadores de los diversos partidos. Perfectas no lo fueron ni tampoco  lo serán las nuevas que deberá aprobar el poder legislativo. La realidad va mucho más rápido que las leyes, no nada más en lo electoral, y pronto se advierten vacíos o imperfecciones. A pesar de ello, en sus 23 años de vida, el saldo del IFE es favorable.

Por eso desmerece la crítica fácil, hacerla desde un impreso, las redes sociales, la radio o la televisión.

La alternancia en el poder a nivel nacional y en algunos estados es la confirmación de que el sistema electoral ha funcionado y que habrá que seguirlo mejorando, para ir cerrando las rendijas que crean quienes se especializan en tratar de vulnerar el voto de la sociedad.

Está ya procesándose la elaboración de las nuevas leyes electorales y la elección de los consejeros.

Los nombres de los candidatos están a la vista y en nuestra opinión no se vale descalificarlos con el supuesto de que representan intereses de alguno de los partidos políticos.

Veamos quienes son los cinco que están propuestos para la presidencia del Instituto Nacional Electoral.

Marco Antonio Baños Martínez, tiene más de 20 años de carrera electoral. Ha ocupado diversos cargos en el IFE y es actual consejero. Indiscutible que es un experto con amplia experiencia. Tiene maestría en políticas públicas.

Lorenzo Córdova Vianello tiene una vida académica respetable y más de cuatro años ligado al trabajo electoral, primero como asesor y ahora como consejero. Doctorado en historia del pensamiento político.

Edmundo Jacobo Molina ha hecho su carrera sobre todo en la Universidad Autónoma Metropolitana. Es licenciado en Filosofía y se ha venido desempeñando como secretario ejecutivo del IFE.

María de los Ángeles Llanderal Zaragoza con una carrera política y electoral en Michoacán. Presidió el Instituto Electoral de ese estado de 2007 a 2013. Es licenciada en Derecho.

Leticia Catalina Acosta es doctora en Derecho y desde el 2007 ha presidido el Instituto Electoral de Zacatecas.

A los cinco se le podrá liga a determinado partido, a cuotas de partido, pero que no se olvide que el mecanismo de elección de hoy es parecido al que se utilizó en el caso de Woldenberg.

Ponerse la toga de juez y desacreditar por desacreditar desde un medio de comunicación, en nada ensalza al que lo hace. La trayectoria de quienes aspiran a consejeros es transparente y se ha ganado el respeto.

Arturo Zárate Vite

 

 

Maestro en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Titulado con mención honorífica.

Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal.

Más de cuatro décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político.

Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio.

Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.