En su mejor momento, cuando su lucidez era impecable, al cien por ciento, agilidad mental admirable, tuve la suerte de entrevistar para el Núcleo Radio Mil (NRM) al comediante Manuel “El Loco” Valdés. Fue una entrevista (1983) que mezcla humor y política. Por su contenido y viveza, pareciera haberse realizado en estos tiempos. Decidí incorporarla a esta página para que mis seguidores puedan disfrutarla, como un modesto homenaje al gran comediante, que falleció el pasado 28 de agosto a las edad de 89 años.
En su mejor momento, cuando su lucidez era impecable, al cien por ciento, agilidad mental admirable, tuve la suerte de entrevistar para el Núcleo Radio Mil (NRM) al comediante Manuel “El Loco” Valdés. Fue una entrevista (1983) que mezcla humor y política. Por su contenido y viveza, pareciera haberse realizado en estos tiempos. Decidí incorporarla a esta página para que mis seguidores puedan disfrutarla, como un modesto homenaje al gran comediante, que falleció el pasado 28 de agosto a las edad de 89 años.
Aprovechando la reforma judicial y la elección de juzgadores que hará el pueblo el próximo año, no sería ocioso que los propios juristas, legisladores o estudiosos del Derecho impulsaran nuevo lenguaje y hasta nuevo color de toga para los ministros, magistrados y jueces. Si México es pionero de una reforma judicial de esta dimensión, que deja al pueblo la responsabilidad de elegir a todos los juzgadores, ¿por qué no también ser el primero en el uso de lenguaje llano en sus resoluciones, entendible para las mayorías, no solo para litigantes y letrados? Los intentos que se han hecho hasta ahora no han prosperado, quizás porque a los involucrados no les conviene o consideran que el lenguaje sencillo les resta autoridad o imagen. El pueblo tendría derecho a elegir a juzgadores y a exigir que los documentos judiciales los pueda entender cualquiera, sin necesidad de tener a la mano un diccionario jurídico o un abogado. Las palabras técnicas pueden y deben ser traducidas a terminología de fácil acceso, porque sin lugar a dudas ayudaría a comprender mejor la impartición de justicia. Por ejemplo, es común ver en resoluciones las palabras “proveído” e “inconcuso”, como muchas otras, que en una primera leída solo los expertos entienden su alcance jurídico. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española proveído se puede traducir como una resolución judicial o sentencia. Inconcuso es algo que no tiene duda o contradicción, que está firme. Óbice, otra de las palabras usadas por togados, es igual a impedimento. La tarea no sería sencilla, pero si el artículo 39 de la Constitución señala que el pueblo tiene el derecho de modificar la forma de gobierno en cualquier momento, también tendría derecho a reclamar que todo lo que hagan y digan los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, sea entendible. Sobre todo en el caso del poder judicial, que pareciera esmerarse y pulirse en el uso de un lenguaje que nada más puede ser digerido por sus integrantes, abogados y estudiosos del Derecho. La renovación de juzgadores sería buen pretexto para considerar la renovación del lenguaje. Comprensible que no se logre de un día para otro, por lo años que tiene de usarse de esa manera en México y prácticamente en todas las naciones del mundo, pero nunca es tarde para intentarlo y dar el ejemplo. Otro punto que pudiera cambiarse es el color de la toga. Si bien no tiene la relevancia del lenguaje, es importante, porque lo negro se traduce para la mayoría en el planeta como lo oscuro y malo. Pudiera pensarse en el blanco, símbolo de pureza y paz, aunque podría ser cualquier otro, el que decidan, siempre y cuando los aleje de lo que representa lo negativo. El negro se usa hasta en ritos satánicos. ¿Qué no es en las calles oscuras donde más asaltan? ¿Qué no es en lo oscurito donde los políticos acuerdan lo indebido? ¿Qué no es el negro el color usado para señalar la mala etapa de la vida de las personas? ¿Qué no dicen “se las vio negras” cuando pasó por difícil momento? Claro que lo sustancial es que se haga justicia, sin favoritismos, sin consignas y sin parcialidades. México clama por juzgadores honestos y es de esperarse que el pueblo no se equivoque al elegirlos a partir del próximo año, lo del lenguaje puede tomarse su tiempo y también el cambio de color de la vestimenta.
Si ya se sabe de lo que es capaz, lo que mejor se puede hacer es buscarle el lado amable, sin dejar de ser firme y digno ante cualquier negociación, para nada caer en la sumisión. No se puede pensar, valga decirlo coloquialmente, enfrentar a Sansón a las patadas, porque entonces por anticipado se conocería el resultado. Hay que echar mano de toda la inteligencia para ponerse de acuerdo con el argumento de que las dos partes se necesitan. Por la muy cercana vecindad, por el intercambio comercial que a ambos beneficia, por la mano de obra migrante que tanto conviene a la sociedad de los Estados Unidos, por las ventajas de combatir de manera coordinada a la delincuencia y por la seguridad prioritaria para cualquier nación poderosa que tiene enemigos poderosos en el mundo. Donald Trump quien será presidente a partir de enero es un personaje conocido para los mexicanos, desde que compitió por primera vez como candidato presidencial con un lenguaje que incluyó la ofensa para migrantes y con acciones amenazantes en materia arancelaria una vez que estuvo de inquilino en la Casa Blanca. Ha sido partidario de levantar el muro en la frontera entre México y Estados Unidos y ha exigido mayor control en la frontera sur para contener el avance de miles de migrantes. La falta de experiencia como gobernante lo hizo enfrentar dificultades tanto en su país como hacia afuera, incluso con su mismo equipo, que en varias ocasiones lo obligó a sustituciones o ceses repentinos. Ser inexperto en el manejo político lo llevó a enredarse en conflictos poselectorales cuando supuso que los demócratas le habían hecho trampa al vencerlo con Joe Biden. Hoy es distinto, no solo porque arrolló en las elecciones, en su triunfo como candidato presidencial y en el dominio electoral del poder legislativo, sino por la madurez política adquirida en estos menesteres que lo ha hecho más precavido, cauto y cuidadoso en la integración de su equipo. Ya no es político desbocado y precipitado, mide mucho más sus decisiones y acciones, lo que de ninguna manera significa que haya renunciado a sus ideas originales, que, por lo visto en recientes comicios, tienen ganada simpatía de la mayoría del pueblo norteamericano. Por supuesto que sabe el tamaño del bono adquirido y no lo va a derrochar, lo utilizará para sus planes internos y externos, con la gradualidad que se requiera. No es para espantarse, con sus cualidades y defectos, también es ser humano, aunque gobierne una potencia. Parecería gesto menor la primera comunicación entre el presidente electo y la presidenta de México Claudia Sheinbaum, no lo fue. Se privilegiaron las cortesías, sin que ninguna de las partes saliera del tono cordial. Trump, contra lo que pudieran haber supuesto algunos, estuvo a la altura. La presidenta mexicana se encargó de dar los pormenores de la comunicación y del otro lado no se añadió nada que fuera diferente. Es buen comienzo entre quienes van a dialogar con la representación de sus países en los próximos años. Ojalá todo el tiempo sea ese el tono entre los dos gobiernos, sin que ninguno renuncie a la defensa de sus intereses o que uno se sienta mucho más grande que el otro y que por la fuerza quiera imponerse. A Donald Trump y a la doctora Claudia Sheinbaum hay algo que los identifica, ambos llegaron al poder con el apoyo del pueblo, con amplia e indiscutible ventaja sobre adversarios. Se entiende que también pueda haber momentos complicados en la relación bilateral, no sería la primera vez, lo fundamental es que se pondere lo justo y la buena vecindad entre dos naciones físicamente muy cercanas.
La resolución de la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que echó abajo el nombramiento de tres consejeros en el instituto electoral (OPLE) de Guanajuato metió en aprietos al INE. De entrada, la resolución deja colgados de la brocha a Eduardo Joaquín del Arco Borja, Martín García Flores y Gustavo Hernández Martínez quienes habían tomado posesión como consejeros desde el 1 de octubre, o sea, ya habían cobrado su primer mes. Con lo que no contaban es que el tribunal tirara el acuerdo del INE por no cubrir a cabalidad y de manera cualitativa la paridad de género en el nombramiento de consejeros en Guanajuato. El Consejo General del instituto omitió incluir al menos a una mujer en estos tres nombramientos. Lo que sucedió, de acuerdo a la información recabada por este espacio, es que se procuró conciliar intereses de partidos, no solo en el caso de Guanajuato sino en el del Estado de México, para cumplir con la paridad, ya no en cada entidad, sino de manera transversal. Estos dos casos se complicaron por la falta de consenso en los nombramientos respectivos. Para que Morena (gobierna Edomex) y el PAN (gobierna Guanajuato) quedaran conformes, la salida que se encontró en cuanto a la paridad de género es que en Guanajuato se eligieran tres hombres y tres mujeres en el estado de México (Erika Armenta, Sayonara Flores y Flor Angeli Vieyra). Sin embargo, este arreglo se ha caído con la resolución del tribunal que tiró el acuerdo del INE para Guanajuato. ¿Qué dice la resolución del tribunal electoral? -Se revoca, en lo que es materia de impugnación, el acuerdo INE/CG2243/2024 del Consejo General del INE. -Se ordena a la autoridad responsable emitir una nueva determinación -en un plazo de diez días hábiles, contados a partir de la notificación del presente fallo-, en la que pondere los perfiles de las mujeres que fueron propuestas en el dictamen de la Comisión de Vinculación para que, al menos designe a una mujer en uno de los tres espacios participantes para la renovación de la integración de las consejerías electorales del OPLE de Guanajuato. Ahora el INE deberá decidir a quién de los tres hombres que ya había nombrado le quita el cargo. Incluso, como su acuerdo fue revocado en su totalidad, podría resolver quitar a los tres varones, para entonces proceder elegir a dos hombres y una mujer. Los consejeros del INE tienen plazo de diez días hábiles para cumplir con la resolución del tribunal. Se metieron en aprietos al consentir lo que llaman paridad transversal, al nombrar a tres hombres en el OPLE de Guanajuato y tres mujeres en el OPLE del Estado de México. Por fortuna para el instituto, la objeción que se prentó sobre el caso del Edomex, que tampoco aceptaba la tercia nombrada, no tuvo éxito en el tribunal.
A la oposición en México, después de lo que sucedió en las elecciones de junio de 2024 y las derrotas posteriores en el poder legislativo y en el poder judicial, no le queda otra que renovarse. No puede ni debe seguir igual con los mismos partidos desgastados y anacrónicos, ya no funcionan el PAN y el PRI como para considerar que en seis años uno de ellos o aliados van a recuperar el poder. Al paso que va, ni siquiera lograría equilibrar las fuerzas en el poder legislativo en la elección intermedia de 2027. Y en el poder judicial, es un hecho que habrá nueva baraja, nuevos juzgadores a partir de agosto del próximo año. La oposición de hoy, de mantenerse con las mismas figuras y prácticas, está en peligro de extinción. La sociedad ya no la traga, consciente de que desperdició la oportunidad de darle a México nueva cara, más limpia, menos corrupta y con mejores niveles de vida. Hay urgencia de crear nuevos partidos, uno o dos partidos políticos, opción fresca que incorpore a nuevas generaciones, combinarlas o mezclarlas con gente que ha sido pertinaz y congruente en la defensa de valores, de la democracia y de la justicia en todos los sentidos. ¿Quiénes? ¿Existen esos personajes? ¿Estarían decididos a fundar nuevos partidos y ofrecerle algo distinto a millones de mexicanos? ¿Tendrían la fuerza para ganar la alternancia? Experiencia y capacidad la tienen, el punto es que no sean conformes ni extiendan sólo la mano para ver que les toca del reparto del pastel político Hoy el poder lo tienen Morena y sus aliados y, todos los días trabajan para conservarlo por larga temporada. Así que para la oposición el reto es mayúsculo. En enero de 2025 se estará abriendo el periodo de inscripción para las organizaciones interesadas en obtener el registro como partido. ¿Quiénes pueden formar nuevos partidos? En el poder judicial hay empleados que han levantado la mano con ese propósito. Podrían intentarlo por su cuenta o sumarse a expresiones civiles que tienen a personajes como Guadalupe Acosta Naranjo y Emilio Álvarez Icaza a la cabeza. Guadalupe es veterano activista y experredista. Emilio se distingue como combativo y permanente defensor de los derechos humanos. Sería interesante amalgama de la sociedad civil. El senador Luis Donaldo Colosio Riojas milita en Movimiento Ciudadano propiedad de Dante Delgado, que se ha conformado con mediana presencia. Donaldo, con sus apellidos, activismo, experiencia y juventud tendría la fuerza para crear una mejor alternativa, que le sirva de plataforma para pensar en serio en competir por la presidencia en 2030. En 1996 se creó la agrupación política nacional con el nombre de su mamá Diana Laura; perdió su registro en 2009. Lorenzo Córdova Vianello es otro personaje que podría ayudar a la formación de un partido político. Conoce el camino, su inteligencia política es reconocida, fue consejero presidente del INE y tiene imagen favorable en amplios sectores de la población. Dependerá de ellos fundar nuevas alternativas, distanciadas de los desgastados partidos de oposición como el PRI y el PAN, que día a día pierden seguidores, no se diga el PRD. Movimiento Ciudadano ya tatuó su medianía. Está claro que la sociedad quiere algo diferente y es de esperarse que lo entiendan quienes pueden ofrecerlo, de lo contrario, den por hecho que Morena tendrá larga vida en el poder.