Es uno de los pueblos mágicos que más me ha impresionado. Nunca lo había imaginado y mucho menos sabía de su existencia, hasta que surgió la idea de algunos amigos de visitar el lugar, justo en el marco del proceso electoral del estado de México para renovar la gubernartura.
Municipio mexiquense llamado El Oro, con una veta dorada que en su momento llegó a competir con minas africanas de este metal, hace más de 200 años. El pueblo era mundialmente famoso. Llegaron extranjeros de diversas partes del mundo. En la lista de exploradores y aventureros, hay una persona de origen sirio, que seguramente en ese entonces, ninguno de los lugareños sabía con certeza en qué parte del mundo se encontraba su país.
Pueblo ordenado, limpio, gente amable, cordial, construcciones etilo europeo, maravillas del Art Nouveau y neoclásico, una iglesia que tiene su altar con acabados en oro. El palacio municipal es una belleza del estilo francés. El Teatro Juárez es otra obra de la bonanza minera.
No vi mantas ni pintas, nada de propaganda de ninguno de los partidos que están en campaña para las elecciones del domingo 4 de junio. Tampoco observé actos políticos ni escuché pláticas relacionadas con el tema.
Turismo nacional y extranjero, gente interesada en ahondar en la historia de este pueblo mágico, auténticamente pueblo mágico, que incluye recorridos por las antiguas minas.
Hoy te cuento esta historia para hacer una analogía del próximo proceso electoral. El pueblo se llama El Oro y le hace honor a su nombre. El metal dorado estaba a la vista hace más de 200 años, prácticamente en la superficie, cuando empezaron a extraerlo. Todavía existe la versión de que hay vetas abajo del pueblo, pero que se requeriría la más alta tecnología y una gran inversión para sacarlo. Nada sencillo. Como antaño, hay empresas inglesas que se han dado sus vueltas para estudiar una vez más el terreno. Cualquier intento de reactivar la explotación se ve muy complicada pero sobre todo costosa.
Ya se ha dicho más de una vez que la elección de gobernador del estado de México equivale a la disputa por la Joya de la Corona, por el número de ciudadanos empadronados y el impacto que tendría para la competencia por la presidencia de la República en el 2018.
Por eso la liga El Oro y la Joya de la Corona. El municipio lo vi en paz, estable, con su vida normal, comercial y turística. Seguro que su apuesta es por seguir en ese ambiente, en esas condiciones. El estado en política es un hervidero, con la competencia cerrada entre los principales candidatos. La moneda en el aire. Sin embargo, por lo que miré en El Oro, no hay un ánimo de experimentar, sino de conservar e incrementar lo ganado.
El Oro mexiquense
Typography
- Font Size
- Default
- Reading Mode