El voto de Joaquín

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Joaquín es un profesionista que vive de su trabajo, seguidor de noticias, interesado en la política y en la competencia por la presidencia en México. Su empresa transnacional en la que labora ha decidido salir de la Ciudad de México e irse a Querétaro. Él hará lo mismo en las próximas semanas, a un estado gobernado por un partido distinto al de su preferencia. Lo bromeo y le digo que terminará por vestir la camiseta azul, en el supuesto de que la administración satisfaga a la población queretana.

Por lo pronto, nada ni nadie le quita de la cabeza el nombre de Andrés Manuel López Obrador.

De no ser porque conozco su trayectoria académica, diría que es el típico “pejezombi”, que sigue a ciegas al líder de Morena y virtual candidato de este partido en el 2018.

Las incongruencias, errores, el lenguaje populista, el disculpar a sus colaboradores que han pecado de corrupción y hasta las expresiones autoritarias, son defectos que no niega ni ignora.

Te cuento esta historia, porque cada vez que en alguna reunión de amigos coincidimos y se habla de política, su posición es invariable. Cualquier crítica u observación de los demás, la toma por el lado amable. Nunca lo he visto enojarse, ni incomodarse, mucho menos levantarse del asiento y abandonar la reunión. Por el contrario, su actitud es divertida, ríe. Sin apasionarse, comenta y reafirma sus afectos políticos.

Para Joaquín, por lo menos hasta ahora, no hay mejor candidato que el abanderado de Morena. Se le resbala lo que hablen mal de su favorito. Las comparaciones con el gobernante de Venezuela, lo tienen sin cuidado, no lo inquietan

Me sorprende el blindaje que le ha puesto a quien cree debe ser el próximo presidente de México, porque le perdona todo. A veces no ha faltado quien le ha preguntado si le pagan por asumir ese papel. Cuestionamiento que rechaza. Está como hipnotizado por un discurso mágico que ofrece resolver cualquier problema, del tamaño que sea. No es un  “pejezombi”, pero se comporta como si lo fuera.

Joaquín es especialista en contabilidad y finanzas. Le gusta leer, en particular de política. Es amplio su dominio de temas. Platica de la obra de cualquier escritor connotado, de economía, música, cine y deportes. Por supuesto, en política internacional, para nada acepta lo que hace Donald Trump. Es asiduo lector del portal de una revista semanal y de las redes sociales. Son sus principales fuentes de información, lo ha dicho.

 

Conoce y acepta las reglas electorales. Tiene claro que el voto manda. No está en sus planes cortarse las venas, tampoco rasgarse las vestiduras ni cerrar avenidas en caso de que el triunfador sea otro. Quizás por eso en las reuniones de amigos, respeta y es cordial con quienes difieren de su opinión.

Arturo Zárate Vite

 

 

Maestro en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Titulado con mención honorífica.

Se ha desempeñado en diversos medios, entre ellos, La Opinión (Poza Rica, Veracruz) Radio Mil, Canal 13, El Nacional, La Afición y el Universal.

Más de cuatro décadas de experiencia, especializado en la información y análisis político.

Ejerce el periodismo desde los 16 años de edad.

Premio Nacional de Transparencia otorgado por la Secretaría de la Función Pública, IFE, Consejo de la Comunicación, Consejo Ciudadano por la Transparencia e Instituto Mexicano de la Radio.

Su recurso para la protección de los derechos políticos electorales del ciudadano logra tesis relevante en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el fin de conocer los sueldos de los dirigentes nacionales de los partidos.

Además, ha sido asesor de la Dirección General del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Coordinador General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Autor del libro ¿Por qué se enredó la elección de 2006, editado por Miguel Ángel Porrúa.